Figuras retóricas

Las figuras retóricas son palabras o frases empleadas de un modo diferente de lo que se considera su uso habitual, con el fin dar expresividad al discurso, transmitir un sentimiento o comunicar un significado particular.

Ejemplos de figuras retóricas:

  • metáfora
  • comparación
  • hipérbole
  • metonimia
  • anáfora


Estas figuras constituyen un recurso frecuente en la literatura, especialmente en poesía. Por eso, reciben también el nombre de figuras literarias.

Sin embargo, muchas se emplean con frecuencia en el lenguaje corriente. La expresión “a esta película la vi mil veces”, utiliza una hipérbole (es decir, una exageración), o “me quedé helado”, utiliza una metáfora (una comparación implícita, en este caso, entre la dureza producida por el congelamiento y la indecisión acerca de qué actitud tomar ante algo inesperado). 

Para tener en cuenta: En muchas ocasiones, las figuras retóricas se presentan de manera conjunta. Por ejemplo, en Eres más rápido que la velocidad de la luz, hay una hipérbole y una comparación.

El estudio y la clasificación de las figuras retóricas forma parte de la retórica, disciplina que se ocupa del análisis del discurso y de sus partes. Tradicionalmente, la retórica se ha centrado en el aspecto persuasivo del discurso. En este sentido, las figuras retóricas se han abordado como una de las estrategias empleadas para convencer. Con esta finalidad se las emplea hoy en día en la publicidad, la actividad política y el derecho.

Existen numerosas figuras retóricas. Los nombres de la mayor parte de ellas provienen del griego, ya que fue en Grecia donde nació la retórica tal como la conocemos.

Metáfora

La metáfora es una comparación implícita, en la que se alude a un objeto mediante otro con el que guarda una relación de semejanza.

  • Mi verso es un ciervo herido
    que busca en el monte amparo.

    (José Martí, Versos sencillos, V).
    El poeta compara su verso con la delicadeza y fragilidad de un ciervo herido que busca refugio.
  • Silencio de diamante. En el campo, ni un eco. (Luis Franco, “La calandria”).
    Se compara el silencio total con la pureza y la dureza del diamante.

Hipérbole

La hipérbole es la exageración de una idea con fines expresivos.

  • Hace un siglo que no te veo (por hace mucho tiempo que no te veo).
  • Llueve a cántaros (por llueve mucho).

Comparación o símil

El símil establece una relación de semejanza entre dos objetos mediante un término o expresión comparativos (como, así, más que, parece).

  • Es fuerte como un roble.
  • Como el linaje de las hojas, tal es también el de los hombres. De las hojas, unas tira a tierra el viento, y otras el bosque hace brotar cuando florece, al llegar la sazón de la primavera. Así el linaje de los hombres, uno brota y otro se desvanece. (Homero, Ilíada, trad. de E. Crespo Güemes)

Hipérbaton

El hipérbaton es la alteración del orden sintáctico usual de las palabras o frases en una oración; por ejemplo, se antepone el modificador al sustantivo o al verbo que modifica.

  • Del salón en el ángulo oscuro
    de su dueña tal vez olvidada
    silenciosa y cubierta de polvo,
    veíase el arpa

    (Gustavo Adolfo Bécquer, “Rima VII”)
    El orden habitual de la oración sería: En el ángulo oscuro del salón, tal vez olvidada de su dueña, veíase el arpa silenciosa y cubierta de polvo, o bien: El arpa veíase silenciosa y cubierta de polvo en el ángulo oscuro del salón, tal vez olvidada de su dueña.
  • La Luna, de ti celosa,
    que te da más luz se queja.

    (Lope de Vega, La Arcadia)
    El orden habitual de la oración sería: La Luna, celosa de ti, se queja que te da más luz.

Aliteración

La aliteración consiste en la reiteración de sonidos semejantes en palabras cercanas. En ocasiones, la repetición sonora tiene efectos sobre el significado. Así, en el verso El ala aleve del leve abanico (Rubén Darío, “Era un aire suave…”), la repetición del sonido de la l y de leve, evoca la ligereza del ala.

  • En un trigal, tres tristes tigres comen trigo.
  • En el silencio solo se escuchaba
    un susurro de abejas que sonaba.
    (Garcilaso de la Vega, “Égloga III”)

Anáfora

La anáfora es la repetición de una o más palabras al comienzo de un verso o una frase.

  • Temprano levantó la muerte el vuelo,
    temprano madrugó la madrugada,
    temprano estás rodando por el suelo.
    (Miguel Hernández, “Elegía a Ramón Sijé”)
  • Hay una línea de Verlaine que no volveré a recordar;
    Hay una calle próxima que está vedada a mis pasos,
    Hay un espejo que me ha visto por última vez,
    Hay una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo.
    (Jorge Luis Borges, “Límites”)

Metonimia

La metonimia consiste en designar una cosa con el nombre de otra, con la que existe alguna relación de contigüidad causal, espacial o temporal. Así, se puede designar:

  • El efecto por la causa (o viceversa):
    Apaguen el ruido (por una máquina (o un ser) que causa el ruido).
  • La causa por el efecto:
    El sol quemó la planta (por el calor del sol).
  • El continente por el contenido:
    Comí un rico plato (por una porción de comida contenida en un plato).
  • El instrumento por la persona que lo usa:
    Qué bien suena el bajo (por el bajista, es decir, la persona que toca el bajo en una banda).
  • El autor por la obra:
    Debes leer a Virgilio (por las obras escritas por Virgilio).
  • El lugar de procedencia por el producto:
    Me gusta el gouda (por el queso de la ciudad holandesa de Gouda).
  • Lo físico por la cualidad moral:
    Perdió la cabeza (por la cordura).

Sinécdoque

La sinécdoque consiste en designar la parte por el todo (o viceversa), lo general por lo particular (o viceversa), el género por la especie (o viceversa) y el singular por el plural (o viceversa).

A veces se considera la sinécdoque un tipo de metonimia, ya que en ambas figuras hay una relación de contigüidad entre dos conceptos. Sin embargo, en la metonimia la contigüidad es causal, espacial o temporal. En cambio, en la sinécdoque la relación entre los conceptos es de inclusión, es decir, uno de los conceptos es de mayor o menor extensión que el otro.

  • La parte por el todo:
    Contamos treinta cabezas (por animales).
  • El todo por la parte:
    La ciudad se entristeció (por los ciudadanos).
  • El género por la especie:
    Ahí no vive ningún mortal (por ser humano).
  • La especie por el género:
    El profesional no atiende los martes (por el médico).
  • El singular por el plural:
    El italiano es conocido por su carácter expansivo (por los italianos).
  • El plural por el singular:
    Hay muchos pequeños maquiavelos en la política (por Nicolás Maquiavelo).

Personificación o prosopopeya

La personificación es la atribución de cualidades humanas a animales, seres inanimados o entidades abstractas.

  • El lagarto está llorando.
    La lagarta está llorando.
    El lagarto y la lagarta con delantalitos blancos.

    (Federico García Lorca, “El lagarto está llorando”)
    Se atribuye a los lagartos una reacción humana (el llanto) y el uso de vestimentas.
  • El destino llamó a mi puerta.
    Se atribuye a una entidad abstracta (el destino) una acción humana (llamar a la puerta).

Antítesis

La antítesis es la contraposición de palabras o frases con significado opuesto.

  • Es tan corto el amor y tan largo el olvido. (Pablo Neruda, “Poema 20”)
    Se contrapone la brevedad del sentimiento amoroso (tan corto el amor) al tiempo que tarda en olvidarse (tan largo el olvido), una vez que el amor ha terminado.
  • Ayer naciste y morirás mañana. (Luis de Góngora, “A una rosa”)
    Se contraponen el nacimiento y la muerte y el momento en que ocurren (ayer y mañana), para expresar la brevedad de la vida.

Asíndeton

El asíndeton es la omisión deliberada de los nexos que coordinan dos o más proposiciones. Se utiliza en especial en enumeraciones o en las acumulaciones. La figura opuesta al asíndeton es el polisíndeton

  • Llamas, dolores, guerras,
    muertes, asolamientos, fieros males.
    (Fray Luis de León, “Oda VII”)
  • Atrás quedan los días con lagos, nieves, renos,
    con volcanes adustos, con selvas hechizadas
    (Vicente Gerbasi, “Canto I”)

Polisíndeton

El polisíndeton consiste en la repetición de nexos coordinantes en cada uno de los elementos de una enumeración. Es la figura opuesta al asíndeton.

  • Soy un fue y un será y un es cansado.
    En el hoy y mañana y ayer junto
    pañales y mortaja y he quedado
    presentes sucesiones de difunto.
    (Francisco de Quevedo, “¡Ah de la vida!”)
  • [Mi rosa] no es la rosa sedienta,
    ni la sangrante llaga,
    ni la rosa coronada de espinas
    ni la rosa de la resurrección.
    (Xavier Villaurrutia, “Nocturno rosa”)

Epíteto

El epíteto es el empleo de un adjetivo que destaca alguna cualidad implícita en el sustantivo al que modifica, o bien que le añade un significado.

  • la noche oscura
  • el silencioso silencio

En los dos ejemplos, el adjetivo destaca una cualidad implícita en el sustantivo: la oscuridad y el silencio, respectivamente.

  • la laboriosa hormiga
  • la niña melancólica

En los dos ejemplos, el adjetivo añade un significado al sustantivo, relacionado con la actividad de la hormiga (laboriosa) y la actitud de la niña (melancólica), respectivamente.

Alegoría

La alegoría consiste en una serie de expresiones referidas a realidades concretas que evocan una idea o concepto abstracto. Se la conoce también como metáfora continuada, porque está compuesta de metáforas y comparaciones, de modo tal que puede distinguirse en ella un sentido literal y otro figurado.

  • Pobre barquilla mía
    entre peñascos rota
    sin velas desvelada
    y entre las olas sola.

    (Lope de Vega, “Pobre barquilla mía”)
    Cada una de las imágenes mencionadas en los versos se corresponden con una idea abstracta: así, la barquilla es la vida; los peñascos, las dificultades; la falta de velas, la indefensión; las olas, los peligros.
  • Nuestras vidas son los ríos
    que van a dar a la mar,
    que es el morir.
    (Jorge Manrique, Coplas por la muerte de su padre)
    Como el mismo texto declara, el río es una alegoría de la vida; y el mar, de la muerte.

Ironía

La ironía consiste en dar a entender lo contrario de lo que se dice.

  • ¿Y quién duda que tenemos libertad de imprenta? ¿Que quieres imprimir una esquela de muerto [], una tarjeta con todo tu nombre y tu apellido []? Nadie te lo estorba. (Mariano José de Larra, “Las ventajas de ser liberal”)
  • Joven poeta, autor de ciertos versos
    cuya dedicatoria es como sigue:
    “A la prematura muerte de mi abuelita
    a la edad de noventa años”.

    (Manuel Gutiérrez Nájera, La novela del tranvía)

Paradoja

La paradoja consiste el empleo de una expresión en apariencia contradictoria, pero coherente en su sentido figurado.

  • Vísteme despacio, que estoy apurado.
    La aparente contradicción entre la realización de una acción a un ritmo lento (despacio) en razón de que se tiene prisa (apurado) se resuelve al considerar que lo que se quiere expresar es la necesidad o conveniencia de no apresurarse al hacer algo, a fin de asegurarse de hacerlo de manera correcta.
  • Vivo sin vivir en mí / y tan alta vida espero / que muero porque no muero. (Santa Teresa, “Vivo sin vivir en mí”)
    El carácter aparentemente absurdo de que alguien viva cuando está muerto y muera porque sigue vivo se resuelve al considerar que tanto vivir como morir se emplean en dos sentidos: por un lado, el sentido literal, referido a los procesos biológicos de vida y muerte; por otro lado, el sentido figurado, en el que vivir y morir remiten a procesos espirituales: la vida como la vida eterna en unión con Dios y la muerte como la pena por permanecer en la vida presente, en la Tierra, sin poder contemplar a Dios.

Oxímoron

El oxímoron consiste en la ubicación de dos palabras o frases de significado opuesto de manera contigua. Se considera una variante de la antítesis (la contraposición de palabras o frases con significado opuesto) y de la paradoja (una expresión en apariencia contradictoria, pero coherente en su sentido figurado).

Por lo general, el oxímoron está formado por un sustantivo y un adjetivo.

  • Es hielo abrasador, es fuego helado (Francisco de Quevedo, “Es hielo abrasador, es fuego helado”)
    Se asocian objetos a sensaciones opuestas (hielo abrasador, fuego helado en vez de hielo helado y fuego abrasador).
  • música callada
    Se asocia un fenómeno sonoro (la música) al cese del sonido (callada).

Onomatopeya

La onomatopeya es una palabra, expresión o frase cuyo sonido imita el sonido del objeto o la acción a la que se refiere (guau, por el ladrido del perro). Incluye a las palabras onomatopéyicas, es decir, aquellas que sugieren fónicamente lo que designan (por ejemplo, borbotón, que sugiere la erupción del agua).

  • tictac (sonido del reloj mecánico)
  • rugido (sugiere el sonido del león cuando brama)

Sinestesia

La sinestesia consiste en asociar sensaciones a sentidos distintos de aquellos con los que son percibidas y, en general, a diferentes registros sensoriales (físico, temporal, psíquico).

  • Las aguas del río hiciéronse frías a mis ojos. (Ricardo Güiraldes, Don Segundo Sombra)
    Se asocia una sensación táctil (frías) al sentido de la vista (ojos).
  • Tierra mojada de las tardes líquidas.(Ramón López Velarde, “Tierra mojada”)
    Se asocia una experiencia temporal (tardes) con una percepción visual y táctil (líquidas).

Pleonasmo

El pleonasmo es el uso deliberado de palabras o expresiones redundantes con fines de énfasis, por cuanto no añaden información.

  • Lo vi con mis propios ojos.
    La acción de ver incluye en su significado la percepción a través de los ojos.
  • Tengo veinte años de edad.
    En ciertos usos (como el del ejemplo), el sustantivo año es sinónimo de edad, por lo que resulta redundante utilizar este último.

Perífrasis

La perífrasis es el uso de una frase para decir algo que podría expresarse en una palabra (voy a ir en vez de iré). En un sentido retórico más preciso, es una figura que consiste en referirse a una cosa o persona de manera indirecta, mediante la mención de sus características y atributos.

  • la estación florida (por la primavera)
  • la reina del Plata (por Buenos Aires)

Etopeya

La etopeya es la descripción de las características internas de una persona (personalidad, gustos, hábitos, actitudes, virtudes y defectos). Lo contrario a la etopeya es la prosopografía, la descripción de las características externas de una persona.

  • Siendo [Alejandro de Macedonia] todavía muy joven, se manifestó ya su continencia: pues con ser para todo lo demás arrojado y vehemente, en cuanto a los placeres corporales era poco sensible y los usaba con gran sobriedad, cuando su ambición mostró desde luego una osadía y una magnanimidad superiores a sus años. Porque no toda gloria le agradaba, ni todos los principios de ella [...]. En general parece que era muy indiferente a toda especie de combates atléticos, pues que, costeando muchos certámenes de trágicos, de flautistas, de citaristas, y aun los de los rapsodistas o recitadores de las poesías de Homero, y dando simulacros de cacerías de todo género y juegos de esgrima, jamás de su voluntad propuso premio del pugilato o del pancracio. (Plutarco, Vidas paralelas, trad. de Antonio Ranz Romanillos)

Prosopografía

La prosopografía es la descripción de las características externas o rasgos físicos de una persona.

  • [Julien Sorel] Era un jovencito de dieciocho o diecinueve años, de apariencia débil, con rasgos irregulares pero delicados, y nariz aquilina. Con grandes ojos negros [...]. El cabello castaño oscuro, que le crecía muy abajo, le hacía la frente pequeña [...]. Una talla esbelta y bien formada presagiaba más ligereza que vigor.
    (Stendhal, Rojo y negro, trad .de Pilar Ruiz Ortega)

Elipsis

La elipsis consiste en la omisión de palabras, expresiones o frases, que se sobreentienden por el contexto.

  • Quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
    tener alas ligeras, bajo el cielo volar
    ir al sol por la escala luminosa de un rayo.

    (Rubén Darío, “La princesa está triste”)
    En el segundo y tercer verso, se omite dos veces el verbo quiere ([quiere]tener alas ligeras, bajo el cielo volar / [quiere] ir al sol por la escala luminosa de un rayo).
  • Creyó que el mar era el cielo;
    que la noche, la mañana.
    Se equivocaba.

    Que las estrellas, rocío;
    que el calor, la nevada

    (Rafael Alberti, “Se equivocó la paloma”).
    En el segundo verso, se omite el verbo era (que la noche [era]la mañana); en los dos últimos versos se omite, además, el verbo creyó ([creyó]que las estrellas[eran] rocío; / [creyó] que el calor[era] la nevada).

Calambur o calembur

El calambur es un juego de palabras en el que se modifica el significado de una frase al reagrupar de distinta manera las sílabas de las palabras que la integran.

  • No sea burra, no se aburra
  • La lluvia estalla en la montaña
    está ya lloviendo.
    Y mientras, desde el desván,
    yo viendo
    que el bosque se desvanece.
    (Adela Basch, “Montañeses”)

Apóstrofe

La apóstrofe consiste en la invocación a un ser real o imaginario en medio del discurso.

  • ¿Hasta cuándo, Catilina, continuarás poniendo a prueba nuestra paciencia? ¿Cuánto más esa locura tuya seguirá burlándose de nosotros? (Cicerón, Catilinarias)
  • Buscas en Roma a Roma, ¡oh peregrino!,
    y en Roma misma a Roma no la hallas.
    (Francisco de Quevedo, “A Roma sepultada en sus ruinas”)

Quiasmo

El quiasmo es la repetición de las palabras o de la estructura sintáctica de una frase en forma cruzada, de manera de producir una antítesis o contraste.

  • Mi dicha aquella, y esta mi firmeza (Sor Juana Inés de la Cruz, “Sentimientos de ausente”)
    En la segunda frase (esta mi firmeza), se invierte el orden sintáctico: sustantivo (dicha) + pronombre (aquella) / pronombre (esta) + sustantivo (firmeza).
    Además, el sustantivo firmeza se contrapone a dicha, de manera que se forma una antítesis.
  • No las francesas armas odïosas,
    en contra puestas del airado pecho,
    ni en los guardados muros con pertrecho
    los tiros y saetas ponzoñosas.

    (Garcilaso de la Vega, “Soneto XVI”)
    En esta estrofa, la estructura sintáctica de los dos primeros versos se invierte en los dos últimos: frase nominal (las francesas armas odiosas)+ complemento preposicional (en contra puestas del airado pecho) / complemento preposicional (en los guardados muros con pertrecho) + frase nominal (los tiros y saetas ponzoñosas)

Retruécano

El retruécano consiste en la contraposición entre dos frases formadas por las mismas palabras, pero con el orden invertido en la segunda, de manera que esta forma una antítesis o contraste con la primera. A veces, se considera un tipo de quiasmo (repetición cruzada de palabras o estructuras sintácticas).

  • Cuando quiero llorar, no lloro
    y a veces lloro sin querer
    (Rubén Darío, “Canción de otoño en primavera”)
  • De no verla llegar ya desconfío,
    y más me tarda cuanto más la ansío
    y más la ansío cuanto más me tarda.
    (Julián del Casal, “Las horas”)

Enumeración

La enumeración es la acumulación de expresiones referidas a varios conjuntos o a los elementos que forman parte de un conjunto.

  • En la habitación había una cama, una mesa, dos sillas, un sillón, un ropero, un perchero y una alfombra.
  • Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
    ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
    mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
    metal, música, labio, silencio, vegetal,
    mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.
    (Vicente Aleixandre, “Se querían”)

Paralelismo

El paralelismo es la repetición de una misma estructura con fines rítmicos y expresivos. Con frecuencia, se combina con otras figuras de repetición, como la anáfora (repetición de una palabra o frase al comienzo de un verso) y el quiasmo (la repetición cruzada de una estructura o de palabras).

  • Más allá de la vida,
    quiero decírtelo con la muerte;
    más allá del amor,
    quiero decírtelo con el olvido.
    (Luis Cernuda, “Te quiero”).
  • Feliciano me adora y le aborrezco;
    Lizardo me aborrece y yo le adoro;
    Por quien no me apetece ingrato, lloro,
    Y al que me llora tierno, no apetezco.
    (Sor Juana Inés de la Cruz, “Feliciano me adora, y le aborrezco”)

Paronomasia

La paronomasia es el empleo en una misma frase de palabras con sonidos parecidos, pero distinto significado (es decir, parónimos).

  • De regreso de la cacería
    llegó al caserío.
  • El erizo se irisa, se eriza, se riza de risa. (Octavio Paz, “Trabajos del poeta, V")

Anadiplosis

La anadiplosis consiste en la repetición de una palabra al final de un verso o una frase y al comienzo del verso o la frase siguiente.

  • Todo pasa y todo queda,
    pero lo nuestro es pasar
    pasar haciendo caminos
    caminos sobre la mar.
    (Antonio Machado, Proverbios y cantares, XLIV)
  • Boca que arrastra mi boca.
    Boca que me has arrastrado.
    (Miguel Hernández, “La boca”)

Gradación

La gradación consiste en la ordenación de las palabras en un texto, de manera que, por su significado, indiquen algún tipo de progresión: de lo menor a lo mayor, de lo fácil a lo difícil, de lo inicial a lo final, o viceversa.

  • El viento mueve, esparce y desordena (Garcilaso de la Vega, “Soneto XXIII”)
    Se trata de una gradación que va de lo inicial a lo final.
  • En tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada. (Luis de Góngora, “Mientras por competir con tu cabello”)
    Se trata de una gradación que va de lo material a la desaparición de lo material.

Concatenación

La concatenación es el empleo de manera progresiva de la anadiplosis (repetición de una palabra al final de un verso o una frase y al comienzo del verso o la frase siguiente). Se considera una forma de gradación (ordenación de los conceptos de manera tal que indiquen algún tipo de progresión).

  • La plaza tiene una torre,
    la torre tiene un balcón,
    el balcón tiene una dama,
    la dama una blanca flor.
    (Antonio Machado, “La plaza tiene una torre”)
  • El chamariz en el chopo.
    —¿Y qué más?
    El chopo en el cielo azul.
    —¿Y qué más?
    —El cielo azul en el agua.
    —¿Y qué más?
    —El agua en la hojita nueva.
    —¿Y qué más?
    —La hojita nueva en la rosa.
    —¿Y qué más?
    La rosa en mi corazón.
    —¿Y qué más?
    ¡Mi corazón en el tuyo!
    (Juan Ramón Jiménez, “Juego”)

Analogía

La analogía es la comparación entre dos o más conceptos en función de una semejanza entre ellos. Se trata de un término general, que incluye las figuras de la metáfora (comparación implícita) la comparación o símil (comparación explícita) y la alegoría (serie de comparaciones implícitas entre una realidad concreta y una idea o concepto abstracto).

Anástrofe

La anástrofe es la inversión del orden habitual de palabras sucesivas en una frase. Se considera un tipo de hipérbaton (alteración del orden sintáctico habitual de las palabras en una frase). La gran mayoría de las anástrofes en español corresponden a expresiones fijas.

  • cuesta abajo (en lugar de abajo [de la] cuesta).
  • A Dios rogando, con el mazo dando (en lugar de rogando a Dios, dando con el mazo)

Antonomasia

La autonomasia es la sustitución de un nombre común por un nombre propio (el Apóstol por san Pablo o el Filósofo por Aristóteles) o viceversa (un Mussolini por un dictador). A veces, se considera un tipo de sinécdoque (designación de una cosa por otra que la incluye, o viceversa).

  • Reyes Católicos (por Isabel de Castilla y Fernando de Aragón)
  • El Bardo (por William Shakespeare)

Apócope

El apócope es la supresión de uno o más sonidos al final de una palabra. En poesía, se utiliza para reducir la cantidad de sílabas de un verso, a fin de mantener la métrica.

  • san (por santo)
  • Cuando me paro a contemplar mi estado
    y a ver los pasos por do me ha traído, hallo, según por do anduve perdido,
    que a mayor mal pudiera haber llegado.

    (Garcilaso de la Vega, “Soneto I”)
    En el segundo y tercer verso, se usa do en vez de donde para que se ajusten al endecasílabo. 

Catáfora

La catáfora es la ubicación de la palabra o expresión principal de una frase (por lo general, el sujeto) al final, de manera tal que el sentido se completa cuando llegamos a él. También se denomina catáfora a la anticipación de un concepto o idea que se desarrolla más adelante.

  • Está en la sala familiar, sombría,
    y entre nosotros, el querido hermano.

    (Antonio Machado, “El viajero”)
    Se trata de un caso en el que la expresión principal de la oración se ubica al final.
  • Este es mi consejo: no aceptes consejos de nadie más que de ti mismo.
    La primera frase anticipa la idea que se desarrolla a continuación.

Hipálage

La hipálage consiste en atribuir a un sustantivo una cualidad que es más adecuada a otro sustantivo cercano.

  • Los rostros momentáneos de los lectores, a la luz de las lámparas estudiosas. (Jorge Luis Borges, “A Leopoldo Lugones” (dedicatoria en El hacedor)
    El adjetivo estudiosas que acompaña al sustantivo lámparas corresponde, por su significado, a lectores (lectores estudiosos)
  • Iban oscuros en la noche solitaria por la sombra. (Virgilio, La Eneida)
    Se trata de una doble hipálage, ya que el adjetivo oscuro debería aplicarse a noche y solitario a iban (iban solitarios en la noche oscura).

Énfasis

El énfasis consiste en expresar algo de manera tal de dar por sobreentendido más de lo que se dice. También se llama énfasis al uso de una palabra o expresión para llamar la atención sobre ella o destacarla.

  • Ese es un hombre.
    Dependiendo del contexto, la frase puede dar a entender que alguien es valeroso y decidido o, por el contrario, cobarde y débil.
  • La novela moderna —y este es un punto que merece destacarse— surgió con el Quijote.
    La frase entre rayas tiene la función de llamar la atención sobre el resto del enunciado.   

Polipote o políptoton

El polipote consiste en el uso reiterado de una palabra en diferentes funciones o formas (sustantivo, adjetivo, verbo, singular, plural).

  • ¡Oh niñas, niño amor, niños antojos!
    (Lope de Vega, “Para tomar de mi desdén venganza”)
  • Tanto dolor se agrupa en mi costado,
    que por doler me duele hasta el aliento.

    (Miguel Hernández, “Elegía”)

Reduplicación o epanalepsis

La reduplicación es la repetición de una o varias palabras en una misma frase o verso.

  • Soñar, soñar la noche, la calle, la escalera. (Xavier Villaurrutia, “Nocturno de la estatua”)
  • Que por mayo era por mayo (Anónimo, “Romance del prisionero”)

Reticencia

La reticencia consiste en dejar inacabada una frase con fines expresivos, dejando que el lector u oyente complete su sentido.

  • Fisgona, ruda, necia, altiva, puerca,
    Golosa y… basta, musa mía,
    ¿cómo apurar tan grande letanía?
    (José de Vargas y Ponce, “Proclama de un solterón”).
  • “¡Por el solio de Apolo soberano
    juro... y no digo más!
    (Miguel de Cervantes, Viaje del Parnaso)

Tmesis

La tmesis consiste en la separación de una palabra, intercalando otra entre las dos partes, o bien ubicando una parte al final de un verso y otra al comienzo del siguiente.

  • La jeri aprenderá gonza siguiente (Quevedo, “Receta para hacer soledades en un día”)
    Entre la segunda y tercera sílaba de jerigonza se intercala aprenderá.
  • Asno blanco, verde y ama- / rillo de parras de otoño. (Juan Ramón Jiménez, El valle, IX)
    Las dos primeras sílabas de amarillo ocupan el final del primer verso y las dos últimas el comienzo del segundo verso.

Paralipsis

La paralipsis consiste en aparentar que se desea omitir algo, para, de hecho, llamar la atención sobre ello.

  • Sé que hubo disputas por la herencia y que uno de los hijos logró quedarse con los bienes más valiosos, pero no voy a hablar de ello.
  • Maldad que callo y de buen grado consiento quede ignorada, para que no se vea que en esta ciudad se cometió tan feroz crimen o que no fue castigado. Tampoco hablaré de la ruina de tu fortuna, de que estás amenazado para los próximos idus. (Cicerón, Catilinarias)

Idolopeya

La idoolopeya consiste en poner un discurso en boca de un difunto.

  • El discurso del personaje de Addie Bundren en Mientras agonizo, de William Faulkner, mientras es llevada para ser enterrada en un ataúd por su familia.
  • La novela Memorias póstumas de Blas Cubas, de Joaquim Maria Machado de Assis, narrada por alguien muerto (el propio Blas Cubas del título).

Lítotes o lítote

El lítote consiste en atenuar lo que se afirma para reforzarlo, dando a entender más de lo que se dice.

  • no está mal (por está bien)
  • Ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido. (Antonio Machado, “Retrato”) (por he sido alguien que ha tenido pocas mujeres. Miguel Mañara fue un escritor con fama de seductor. El marqués de Bradomín es un personaje de Ramón del Valle-Incán, que actúa como un donjuán).

Expolitio, expolición o conmoración

La expolición es la expresión de una idea ya dicha de otra u otras maneras.

  • La cena estuvo deliciosa; la comida, exquisita; el vino, sabroso; el café, gustoso.
  • Sí que es, oh anciano, oportuno cuanto has dicho. Pero este hombre quiere estar por encima de todos los demás, a todos quiere dominar, sobre todos reinar, y en todos mandar (Homero, Ilíada, trad. de E. Crespo Güemes)

Correctio, corrección o epanortosis

La corrección consiste en volver sobre lo afirmado para matizarlo, atenuarlo, o contradecirlo.

  • Creo que no dice toda la verdad. ¿Toda la verdad? ¿Qué digo? Me miente descaradamente.
  • ¡Cielos! ¿Qué escucho? ¿Qué veo?
    ¿Esta noche? ¡Hay más ventura!
    ¿Si lo sueño? ¿Si es locura?
    No es posible; no lo creo.
    (Tirso de Molina, El vergonzoso en palacio)

Dubitatio, dubitación o aporesis

La dubitación es la manifestación aparente de una duda acerca de lo que debe hacerse o decirse. Puede tomar la forma de una serie de preguntas o de enunciados referidos a diversas alternativas.

  • Pues ¿qué haré? ¿callaré o hablaré? Ni debo callar, ni puedo hablar. (Fray Luis de Granada, Guía de pecadores, capítulo IV)

Cronografía

La cronografía es la descripción de una época o del tiempo en que transcurre un hecho o al que pertenece un objeto.

  • Era una noche de octubre,
    oscura, fría y ventosa,
    en que todo removido
    crujía en la tierra lóbrega.
    (José Zorrilla, La leyenda del Cid)  

Epífrasis

La epífrasis consiste en añadir a un enunciado terminado ideas accesorias, de manera que, si se eliminaran, no se perdería el sentido.

  • Huye del triste, apártate del sabio,
    de aquel que estruja la razón y el seso;
    no se hizo la miel para su labio
    ni su labio se hizo para el beso.

    (Ricardo León, “Todo está en el corazón”)
    El tercer verso es una caracterización adicional referida al sustantivo sabio.

Tipos de figuras retóricas

Las figuras retóricas o literarias suelen clasificarse en tres grandes categorías o tipos, según afecten a un enunciado completo, a la forma de las palabras o a su significado. A su vez, en cada tipo pueden distinguirse diversos subtipos, según el modo en que se produce la figura.

Figuras de pensamiento

Afectan a un enunciado completo, en cuanto a su concepción general creativa. Se clasifican a su vez en:

  • Figuras de descripción. Presentan un objeto, una idea o una persona en sus aspectos generales y en sus partes. Son figuras de este tipo la prosopografía, la etopeya, la cronografía, la idolopeya, la enumeración, la personificación, el epíteto y la epífrasis.
  • Figuras patéticas. También llamadas figuras de diálogo, atañen a la dimensión comunicativa del discurso. Comprenden el apóstrofe, el énfasis, la correctio y la dubitatio.
  • Figuras lógicas. Atañen a las relaciones lógicas entre las ideas (oposición, complementariedad, sucesión). Pertenecen a este grupo la antítesis, la ironía, la paradoja y el oxímoron.
  • Figuras oblicuas. Aluden a una realidad de forma indirecta. Pertenecen a este grupo la perífrasis, la lítotes y la paralipsis.

Figuras de dicción

Afectan a la forma de las palabras. Se dividen en:

  • Figuras de transformación. Modifican la forma de la palabra sin cambiar su significado. La apócope pertenece a esta clase de figuras.
  • Figuras de repetición. Reiteran una palabra o un sonido. Entre ellas se encuentran la aliteración, la anáfora, la onomatopeya, la anadiplosis, la concatenación, la gradación, el pleonasmo, el polipote, la reduplicación, el calambur, el retruécano, la paronomasia, el polisíndeton, el quiasmo y el paralelismo.
  • Figuras de omisión. Eliminan una palabra en un enunciado. A este grupo pertenecen la elipsis, el asíndeton y la reticencia.
  • Figuras de posición o de sustitución. Modifican la estructura habitual de las palabras o de las frases. Forman parte de este grupo el hipérbaton, la catáfora, la anástrofe y la tmesis.

Figuras de palabras o tropos

Afectan al significado de las palabras, oponiendo al sentido literal un sentido figurado. Pertenecen a este grupo la metáfora, la metonimia, la sinécdoque, la comparación, la alegoría, la antonomasia, la hipérbole y la sinestesia.

Ejercicio: figuras retóricas

Referencias

  • Beristáin, Helena (1995). Diccionario de retórica y poética, Porrúa.
  • Marchese, Angelo y Joaquín Forradellas (2007). Diccionario de retórica, crítica y terminología literaria, Ariel.
  • Mortara Garavelli, Bice (1988). Manual de retórica, Cátedra.

Cómo citar

"Figuras retóricas". Autor: Ignacio Miller. De: Argentina. Para: Enciclopedia del Lenguaje. Disponible en: https://lenguaje.com/figuras-retoricas/. Última edición: marzo 20, 2024. Consultado: abril 30, 2024. Año: 2023.

Sobre el autor

Autor: Ignacio Miller

Profesor en Letras (Universidad Nacional de La Plata).

Revisado por: Inés Iraeta

Licenciada en Comunicación Periodística (Universidad Católica Argentina)

Última edición: marzo 20, 2024

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