Tipos de narradores

El narrador es la voz que relata los acontecimientos de un texto narrativo y el que se ocupa de organizar cómo aparece la información. De acuerdo al punto de vista que adopte, el narrador puede ser:

  • Narrador en primera persona, es aquel que participa de los acontecimientos que relata. Según su participación en los hechos narrados puede ser: narrador protagonista, narrador o monólogo interior, o narrador testigo.
  • Narrador en tercera persona, es aquel que no participa de los acontecimientos que relata. Según la información que tenga al narrar puede ser narrador omnisciente, narrador equisciente o narrador deficiente.
  • Narrador en segunda persona, es aquel que relata dirigiéndose a un tercero. No contiene subclasificaciones porque su uso es poco frecuente.

La voz del narrador constituye el eje de cualquier narración y su figura enlaza los sucesos contados por el escritor.

Importante: No deben confundirse los conceptos de narrador y de autor (o escritor). Por un lado, el narrador es la voz que informa y transmite la historia, esto es, una entidad ficcional creada por el autor. Por su parte, el autor o escritor es la persona que escribe el relato y decide, entre otras cosas, qué tipo de narrador usar para contar los acontecimientos narrativos.

Narrador en primera persona

En este tipo, el narrador participa de los acontecimientos de la historia contada, es decir, es un narrador personaje que se encuentra en el interior del relato. Como su nombre lo indica, utiliza la primera persona gramatical, ya sea del singular (yo) o del plural (nosotros). Relata los sucesos desde el punto de vista de un personaje, que puede ser o no protagonista. La literatura contemporánea utiliza mucho el recurso del narrador en primera persona, también llamado homodiegético, dado que aporta un tono más realista al relato. Por ejemplo:

¿Cuántas piletas falta limpiar? Esta la hago porque ya vine y dije que sí, porque el Rey de Reyes decía que a los nuevos siempre hay que decirles que sí. Y vine, pero antes de entrar, de tocar timbre, por qué no pensé en esos autos tirados en el fondo: la cupé Fuego negra, el Ford Granada, la Trafic sucia como de llevar gente al monte. Caminos de tierra seca, de barro, lugares de allá, pasando la San Jorge, el matadero, la toquera, justo antes del Reconquista, que después de la lluvia baja cargado, como lleno de peces negros (...).

Barrefondo, de Félix Bruzzone

Según su participación en los hechos narrados, el narrador en primera persona puede ser:

Narrador protagonista

El narrador protagonista es el personaje principal del relato que cuenta los acontecimientos en primera persona. Por su punto de vista subjetivo, accede a un conocimiento parcial de la historia que va narrando, y se incluyen sus propios pensamientos, sensaciones y emociones, pero no los de otros personajes. Este tipo de narrador suele utilizarse mucho en el género de la autoficción. Por ejemplo:

La única vez que mi mamá vio a un piojo nacer fue sobre mi cabeza. Eso cuenta siempre cuando trata de explicar que todos los nenes tienen piojos pero lo mío era de otro planeta. En mi casa éramos tres nenas y mi mamá es pediatra: ha visto su buena cantidad de cabezas colonizadas. Pero solo en la mía, dice, pudo presenciar su nacimiento.

Todas nuestras maldiciones se cumplieron, de Tamara Tenenbaum

Monólogo o narrador interior

El narrador interior relata la historia para sí mismo, por lo que más que informar se encuentra reflexionando sobre algún suceso o emoción. Exhibe el flujo de pensamientos de un personaje, como una forma de discurso interno silencioso. Como característica principal, la sintaxis y la puntuación de este tipo de narración se suele encontrar alterada. Por ejemplo:

Ah y el mar el mar a veces color carmesí como el fuego y los gloriosos atardeceres y las higueras en los jardines de las Alamedas sí y todas las pintorescas callejuelas y las casas rosas y azules y amarillas y los rosedales y los jazmines y los geranios y los cactos y Gibraltar de niña ahí donde fui una Flor de la montaña sí cuando me puse la rosa en el pelo como era costumbre de las muchachas Andaluzas o me pondré una roja sí y cómo me besó al pie de la muralla Mora y pensé pues bueno da igual éste que cualquier otro y luego se lo pedí con los ojos que me lo volviera a pedir sí que si yo quería sí decir sí mi flor de la montaña y primero lo abracé sí y lo jalé hacia mí para que sintiera mis senos puro perfume sí y su corazón latía enloquecido y sí le dije sí sí quiero Sí

Ulises, de James Joyce (traducción: Rolando Costa Picazo)

Narrador testigo

El narrador testigo es un personaje de la historia, pero no coincide con el protagonista, que relata los acontecimientos que observa. Existen tres tipos de narrador testigo:

  • Narrador testigo impersonal. Relata sucesos que presenció, pero en los que no participó. Suele narrar en tiempo presente. Por ejemplo:

Doña Rosa va y viene por entre las mesas del café, tropezando a los clientes con su tremendo trasero. Doña Rosa dice con frecuencia leñe y nos ha merengao. Para doña Rosa, el mundo es su café, y alrededor de su café, todo lo demás. Hay quien dice que a doña Rosa le brillan los ojillos cuando viene la primavera y las muchachas empiezan a andar de manga corta. Yo creo que todo eso son habladurías: doña Rosa no hubiera soltado jamás un buen amadeo de plata por nada de este mundo. Ni con primavera ni sin ella. A doña Rosa lo que le gusta es arrastrar sus arrobas, sin más ni más, por entre las mesas. Fuma tabaco de noventa, cuando está a solas, y bebe ojén, buenas copas de ojén, desde que se levanta hasta que se acuesta. Después tose y sonríe. Cuando está de buenas, se sienta en la cocina, en una banqueta baja, y lee novelas y folletines, cuanto más sangrientos, mejor: todo alimenta. Entonces le gasta bromas a la gente y les cuenta el crimen de la calle de Bordadores o el del expreso de Andalucía.

La colmena, de Camilo José Cela

  • Narrador testigo presencial. Relata sucesos que presenció, pero en los que tuvo poca o ninguna intervención. Suele ser un personaje secundario que está en un puesto de observación privilegiado. Por ejemplo:

Cuando volví del Este el pasado otoño sentí que quería que el mundo estuviera para siempre de uniforme y en una especie de posición de firmes ante la moral; ya no quería más excursiones desenfrenadas con atisbos privilegiados del interior del corazón humano. Solo Gatsby, el hombre que da nombre a este libro, quedaba exento de mi reacción: Gatsby, que representaba todo aquello por lo que siento un desprecio natural. Si la personalidad es una serie ininterrumpida de gestos afortunados, entonces él tenía algo magnífico, una sensibilidad exacerbada a las promesas de la vida, como si estuviera emparentado con una de esas máquinas que detectan terremotos a diez mil millas de distancia.

El gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald (traducción: Isabela Cantos Vallecilla).

  • Narrador testigo informante. Relata sucesos a través de una transcripción, como si estuviera escribiendo un informe o un documento oficial. Por ejemplo:

Escribo en este instante con cierto pudor previo por estar invadiéndolos con semejante narrativa tan exterior, tan explícita. De donde, sin embargo, hasta podrá gotear —quién sabe— sangre jadeante que de tan viva coagulará enseguida en cubos de jalea trémula. ¿Será esta historia un día mi coágulo? Qué sé yo. Si posee veracidad —y está claro que la historia es verdadera aunque inventada— que cada uno la reconozca en sí mismo porque todos nosotros somos uno y quien no tiene pobreza de dinero tiene pobreza de espíritu o de nostalgias porque le faltan cosas más preciadas que el oro; y existe quien le falta lo delicado esencial.

La hora de la estrella, de Clarice Lispector (traducción: Gonzalo Aguilar)

Narrador en tercera persona

En este tipo, el narrador no participa de los acontecimientos de la historia. Como su nombre lo indica, utiliza la tercera persona gramatical, ya sea del singular (él/ella) o del plural (ellos/ellas). También llamado narrador extradiegético, relata los sucesos desde el punto de vista de una entidad que está por fuera de la historia. En casos particulares, este narrador puede tener una participación acotada en la trama. Por ejemplo:

Abajo, el gran vestíbulo con losas de mármol, donde estaba el control de entrada, empezaba a llenarse de público. Por las tres verjas abiertas se veía circular la vida ardiente de los bulevares, que bullían y resplandecían en aquella hermosa noche de abril. El rodar de los carruajes se detenía un momento, las portezuelas se cerraban estrepitosamente, y todo el mundo entraba, formando pequeños grupos, detenidos unos ante la taquilla y otros subiendo la doble escalera del fondo, en donde las mujeres se retrasaban evitando los empujones con una simple inclinación del cuerpo. A la cruda claridad del gas, sobre la desnuda palidez de aquella sala, que una pobre decoración imperio convertía en un peristilo del templo de cartón, se destacaban violentamente unos altos cartelones con el nombre de Nana en grandes letras negras.

Nana, de Émile Zola (traducción: J. Zambrano)

Según la información que tenga al narrar, el narrador en tercera persona puede ser:

Narrador omnisciente

El narrador omnisciente está fuera de los acontecimientos narrados: refiere los sucesos de forma objetiva sin ninguna alusión a sí mismo. Tiene un conocimiento mayor que el de los personajes, por lo que sabe sus intenciones y sentimientos además de los detalles de lo acontecido. Se trata del tipo de narrador más genérico, en tanto puede hacer un mejor análisis de la psicología de los personajes, así como realizar descripciones completas de los ambientes en los que se desarrollan las acciones. Por ejemplo:

Corría el año 1799, cuando el capitán Amasa Delano, de Duxbury Massachusetts), al mando de un gran velero mercante, ancló con un valioso cargamento en la ensenada de Santa María, una isla pequeña, desierta y deshabitada, situada hacia el extremo sur de la larga costa de Chile. Había atracado allí para abastecerse de agua.

Al segundo día, poco después del amanecer, cuando aún se encontraba acostado en su camarote, su primer oficial bajó a informarle que una extraña vela estaba entrando en la bahía. Por aquel entonces, en esas aguas las embarcaciones no abundaban como ahora. Se levantó, se vistió y subió a cubierta.

Benito Cereno, de Herman Melville (traducción: Nicanor Ancochea)

Narrador equisciente

El narrador equisciente tiene una suma de conocimientos igual a la de uno de sus personajes. Narra acerca de sus pensamientos, sus emociones e intenciones, mientras que solo puede conjeturar sobre lo que piensa y siente el resto de los personajes. Por ejemplo:

Mira sus zapatos con barro y su pollera arrugada, y a pesar de lo que ve, dice, Elena, yo no puedo ayudarla, lo dice con calma como si toda la vida hubiera estado esperando ese momento, como si supiera cada una de las palabras que va a pronunciar, no la puedo ayudar por que a su hija la maté yo. Elena abre los ojos más de lo se sabía capaz, tiembla, y no es Ella quien la hace temblar, sino Isabel, la mujer a la que salió a buscar esa mañana y que ahora frente a Elena dice, a su hija la maté yo. Elena se entrega a ese temblor que no conoce. La maté de tanto desearle la muerte, aclara Isabel porque cree que hace falta, no hubo un solo día de mi vida que no le haya pedido al dios que fuera, al mago que fuera, al astro que fuera, que su hija muriera, y al fin murió.

Elena sabe, de Claudia Piñeiro

Narrador deficiente

El narrador deficiente tiene menos información que uno de los personajes. Narra los hechos de manera limitada, porque solo hace referencias a lo que puede percibir con los sentidos, especialmente a lo que ve y lo que oye. También llamado narrador observador, su punto de vista se limita a las conclusiones que puede extraer de los hechos sucedidos. Por ejemplo:

Después de beber la leche y ponerse una gorra forrada de piel, el señor Clutter salió fuera, con una manzana en la mano, para ver cómo estaba la mañana. El tiempo era ideal para comer manzanas: la más blanca de las luces bajaba del más puro de los cielos y un viento del este hacía murmurar, sin desprenderlas, las hojas de los olmos de China. El otoño compensaba a Kansas por todas las otras estaciones y los males que le imponían: el invierno con los fuertes vientos de Colorado y las nevadas hasta la cintura que liquidaban al ganado; los chubascos y las extrañas nieblas de la primavera y el verano, cuando hasta los cuervos buscaban las exiguas sombras y la dorada inmensidad de los trigales parecía erizarse y arder. Finalmente, después de septiembre, el tiempo cambiaba y había un veranillo que, a veces, duraba hasta la Navidad. Mientras contemplaba la maravillosa estación, el señor Clutter se reunió con un perro mestizo, con algo de pastor irlandés, y juntos se dirigieron hacia el corral del ganado que estaba junto a uno de los tres graneros de la finca.

A sangre fría, de Truman Capote (traducción: Jesús Zulaika)

Narrador en segunda persona

En este tipo, el narrador dirige su discurso a otra persona, ya se trate del lector o de otro personaje. Como su nombre lo indica, utiliza la segunda persona gramatical, que puede ser singular (tú/vos/usted) o plural (ustedes). Conocido también como narrador autodiegético, es el menos recurrente en la narrativa, ya que su uso se suele circunscribir a los relatos epistolares, aunque también se encuentra presente en otros géneros literarios. Algunos relatos pueden usar exclusivamente la segunda persona o pueden combinarla con la primera y la tercera. Por ejemplo:

Hoy, poco antes de recibir tu carta (todavía me pregunto por qué el “mensajero” prefirió esta vez no darse a conocer), presencié una escena de cuyo impacto aún no he logrado recuperarme. Añorando quizás aquellos singulares “contactos visuales” que solíamos mantener tiempo atrás, antes de que la correspondencia nos absorbiera por entero, me concedí una breve pausa que aproveché para salir al balcón. ¿Te acuerdas? Desde allí, yo intentaba hacerte entender con gestos todo lo que ahora transcribimos en el papel, y tú me respondías desde el parque, contestabas uno a uno mis ademanes. Y cuando alguna de mis señales, no te llegaban claramente, y tú la malinterpretabas y tu cuerpo me enviaba palabras incomprensibles: ¡qué enredo! ¿Recuerdas? Permanecíamos largo tiempo tratando de deshacer el embrollo, y en verdad parecíamos dos amantes desesperados.

El pudor del pornógrafo, de Alan Pauls

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Referencias

  • Tacca, O. (1973). Las voces de la novela. Gredos.
  • Ynduráin, F. (1971). “La novela desde la segunda persona”. Historia y estructura de la obra literaria: coloquios celebrados del 28 al 31 de marzo de 1967 (pp. 159-174). Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC.

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Rabotnikof, Vanesa (19 de marzo de 2024). Tipos de narradores. Enciclopedia del Lenguaje. Recuperado el 7 de octubre de 2024 de https://lenguaje.com/tipos-de-narradores/.

Sobre el autor

Autor: Vanesa Rabotnikof

Licenciada en Letras (Universidad de Buenos Aires). Especialización en Edición (Universidad Nacional de La Plata).

Traducido por: Inés Iraeta

Licenciada en Comunicación Periodística (Universidad Católica Argentina)

Última edición: 19 de marzo de 2024

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