El narrador en segunda persona es la voz que relata los sucesos de una historia dirigiéndose a un tercero, ya sea a un personaje o al lector.
Ejemplo de narrador en segunda persona:
Me ibas a contar algún día, Elizabeth, que el caracol avanzó por la pared y tú, desde la cama, levantaste la cabeza y primero viste la estela plateada del molusco, la seguiste con la mirada tan lentamente que tardaste varios segundos en llegar al caparazón opaco que se desplazaba por la pared del cuarto de hotel. Te sentías adormilada y estabas ahí, con el cuello alargado y las manos escondidas en las axilas; sólo viste un caracol sobre un muro de pintura verde desflecada. Javier había manipulado las persianas y el cuarto estaba en penumbra. Ahora desempacaba. Tú, recostada en la cama, lo viste librar las correas de esta maleta de cuero azul, correr el zipper y levantar la tapa.
Fragmento de Cambio de piel (1967), de Carlos Fuentes
Según la persona gramatical que se utilice, existen tres tipos de narradores. Los más frecuentes son el narrador en primera persona (yo, nosotros, nosotras) y en tercera persona (él, ella, ellos, ellas); y el menos frecuente, el narrador en segunda (tú, ustedes, vosotros, vosotras).
El narrador en segunda persona es una forma narrativa muy utilizada en la novela epistolar y el diario.
Importante: El narrador es la voz que relata los acontecimientos de la historia, en cambio el autor o escritor es quien escribe la obra y decide, entre otras cosas, qué tipo de narrador utilizar.
- Ver además: Narrador en primera persona
Características del narrador en segunda persona
Las principales características del narrador en segunda persona son:
- Dirige su discurso hacia otra persona, que puede ser el lector u algún otro personaje, ya sea el protagonista o no.
- Utiliza la segunda persona singular (tú/vos/usted) o plural (ustedes/vosotros/vosotras).
- Predomina el tiempo presente, aunque también puede estar en pasado o en futuro.
- Apela al lector para generar un interés sobre la historia narrada.
- Se trata de una conversación en la que habla siempre el mismo interlocutor.
Ejemplos de narrador en segunda persona
- Fragmento de El obsceno pájaro de la noche (1970), de José Donoso
He notado que se van desvaneciendo esas finísimas líneas coloradas como cicatrices que dibujan los contornos de tus ojos y tu frente, de tus orejas y tus párpados y tu boca, y hasta las que veía en tus manos rodeando tus uñas como restos de incisiones y tus muñecas como recuerdos de suicidios, y la base de cada dedo. Arrugas… sí, por qué no, podrían pasar por arrugas y no dudo que dentro de unos meses eso es lo que llegarán a ser: tan arrugada que se está poniendo misiá Inesita, murmuran las viejas cortas de vista, no tiene edad para estar así de concluida pero es porque como hizo voto de pobreza, ahora no mantiene su juventud con masajes, limpiezas de cutis, pomadas, máscaras que distienden los músculos del rostro, como antes que lo hacía todas las semanas. Sí, las viejas tienen razón. No eres la de antes
- Fragmento de Las ventajas de ser un marginado (1999), de Stephen Chbosky (Trad. Vanesa Pérez-Sauquillo)
7 de septiembre, 1991
Querido amigo,
No me gusta el instituto. La cafetería se llama «Centro de Nutrición», que ya es raro. Hay una chica en mi clase de Literatura Avanzada que se llama Susan. En el colegio era muy divertido estar con ella. Le gustaban las películas, y su hermano Frank le grababa unas cintas buenísimas de música que compartía con nosotros. Pero este verano le han quitado los braquets y está un poco más alta, más guapa, y le ha crecido el pecho. Ahora se comporta como una tonta por los pasillos, sobre todo cuando hay chicos cerca. Y me da pena, porque Susan no parece tan feliz como antes. Si te digo la verdad, no le gusta reconocer que está en la clase de Literatura Avanzada, y tampoco saludarme por los pasillos.
- Fragmento de El pudor del pornógrafo (1984), de Alan Pauls
¡Quiero!, ¡quiero!, ¡quiero! ¿Es que hay alguna palabra en tu carta, Úrsula, que no encubra esta imperiosa necesidad, este pedido desmesurado? ¡Y no sólo deslizas por lo bajo tu querer a toda costa, sino que cada tanto lo escribes sin disimulos, desnudando su insistente inconveniencia! No era ésta la clase de colaboración que yo esperaba de ti: al parecer, habiéndote pedido que apaciguaras tu querer, tú no has hecho más que acrecentarlo, malinterpretando mi solicitud o bien desoyéndola abiertamente. ¿No te das cuenta de que cuanto más crecen tus ganas, más difícil se torna para mí la posibilidad de satisfacerlas? Y tanto más cuanto que, satisfecha con reclamarme tú el cumplimiento de tus deseos, no vacilas en delegar en la figura del <<enmascarado» el poder de recordarmelo. ¿Era acaso de esta forma como te sugerí que le dieras parte en nuestra relación?
- Fragmento de “Carta a una señorita en París” (1951), de Julio Cortázar
Usted sabe por qué vine a su casa, a su quieto salón solicitado de mediodía. Todo parece tan natural, como siempre que no se sabe la verdad. Usted se ha ido a París, yo me quedé con el departamento de la calle Suipacha, elaboramos un simple y satisfactorio plan de mutua conveniencia hasta que septiembre la traiga de nuevo a Buenos Aires y me lance a mí a alguna otra cosa donde quizá... Pero no le escribo por eso, esta carta se la envío a causa de los conejitos, me parece justo enterarla; y porque me gusta escribir cartas, y tal vez porque llueve.
- Fragmento de El diario de Anne Frank (1942-1944), de Anne Frank (Trad. de Mariano Aguirre)
Domingo 14 de junio de 1942
El viernes desperté ya a las seis. Era comprensible, pues fue el día de mi cumpleaños. Pero no podía levantarme tan temprano y hube de apaciguar mi curiosidad hasta un cuarto para las siete. Entonces ya no soporté más y corrí hasta el comedor, donde nuestro pequeño gatito, Mohrchen, me saludó con efusivo cariño. Después de las siete fui al dormitorio de mis padres y, enseguida, con ellos al salón para encontrar y desenvolver mis regalos. A ti, mi diario, te vi en primer lugar, y sin duda fuiste mi mejor regalo. También me obsequiaron un ramo de rosas, un cactus y unas ramas de rosas silvestres. Fueron los primeros saludos del día, ya que más tarde habría bastante más.
Diferencias con el narrador en primera y tercera persona
La diferencia principal entre el narrador en primera persona y el narrador en segunda persona radica en que el narrador en primera cuenta la historia desde su propia perspectiva como un personaje dentro de la trama, mientras que el narrador en segunda persona involucra al lector directamente como si fuera el protagonista o testigo de la historia.
Por su parte, el narrador en tercera persona relata la historia desde una perspectiva externa a los personajes, utilizando pronombres como "él", "ella" o "ellos". Este tipo de narrador no está involucrado directamente en la historia, sino que es un observador externo que describe los eventos y las acciones de los personajes. Al mismo tiempo, proporciona una visión más objetiva y general de la trama que el narrador en segunda persona.
Referencias
- Tacca, O. (1973). Las voces de la novela. Gredos.
- Páez, E. (2010). Escribir. Manual de técnicas narrativas. Ediciones SM España.
- Ynduráin, F. (1971). “La novela desde la segunda persona”. Historia y estructura de la obra literaria: coloquios celebrados del 28 al 31 de marzo de 1967 (pp. 159-174). Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC.
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