Generación de 1968 o los novísimos

La generación de 1968, también llamada generación del 70 o novísimos, fue un movimiento poético vanguardista español que rompió con la poesía social y buscó la experimentación formal del lenguaje.

El nombre de novísimos surgió de la antología Nueve novísimos poetas españoles, del crítico José María Castelletpublicada en 1970. En ella, reúne a los nueve autores principales de esta corriente, dispuestos en dos secciones:

  • Los seniors. Se trata de los más viejos y culturalistas (cuyas obras concentran muchas referencias culturales), más cercanos a la generación anterior. Son Manuel Vázquez Montalbán, Antonio Martínez Sarrión y José María Álvarez.
  • La coqueluche. Se trata de los miembros fronterizos a la contracultura y a la estética pop, que rechazan la vieja cultura. Son Félix de Azúa, Pere Gimferrer, Vicente Molina Foix, Guillermo Carnero, Ana María Moix y Leopoldo María Panero.

El propio Castellet explica que seleccionó los autores más rupturistas con la poesía de la generación anterior, nacidos a partir del 1939 (año en que finalizó la guerra civil española), englobados en “la revolución de los jóvenes”, sabiendo que dejaba de lado otros que fueron captados en otras antologías. Entre ellos, se puede señalar a los nacidos a comienzos de los cincuenta: Luis Alberto de Cuenca, Luis Antonio de Villena y Jaime Siles, incluidos en la antología Joven poesía española de 1979.

Características de la generación de 1968

Las principales características de la generación de 1968 o novísimos son:

  • Optó por temas nutridos de culturalismo, que expresaban un sentimiento o experiencia personal.
  • Exhibió su admiración por la cultura pop: influenciada por cómics, discos, televisión, libros de culto y el cosmopolitismo.
  • Rechazó la idea de que el mundo cambie por la poesía, al contrario, esta solía ser sarcástica y corrosiva.
  • Utilizó un estilo coloquial, en cuya forma predominaron los endecasílabos y alejandrinos acentuados en la sexta sílaba.
  • Se sirvió de las técnicas surrealistas como la escritura automática, técnicas elípticas, de sincopación y de collage.

La generación de 1968 tomó como referencias a poetas hispanoamericanos con tradición de renovadores, como César Vallejo y Octavio Paz; a poetas del 27, como Luis Cernuda, Vicente Aleixandre y Federico García Lorca; a los postistas –que practicaban un surrealismo epigonal– y al Grupo Cántico.

Autores y obras de la generación de 1968

Los autores y las obras más destacadas de la generación de 1968 son:

  • Manuel Vázquez Montalbán (1939-2003). Una educación sentimental (1967) y Movimientos sin éxito (1969).
  • Antonio Martínez Sarrión (1939-2021). Teatro de operaciones (1967) y Pautas para conjurados (1970).
  • José María Álvarez (1942). Libro de las nuevas herramientas (1964) y 87 poemas (1974).
  • Félix de Azúa (1944). Cepo para nutria (1968) y El velo en el rostro de Agamenón (1966-1969).
  • Pere Gimferrer (1945). La muerte en Beverly Hills (1968) y Espejo, espacio y apariciones (1970).
  • Vicente Molina Foix (1946). Los espías del realista (1970) y Vanas penas de amor (1998).
  • Guillermo Carnero (1947). Dibujo de la muerte (1967) y El sueño de Escipión (1971).
  • Ana María Moix (1947-2014). Baladas del Dulce Jim (1969) y Call me Stone (1969).
  • Leopoldo María Panero (1948-2014). Así se fundó Carnaby Street (1970) y Narciso en el acorde último de las flautas (1979).
  • Luis Alberto de Cuenca (1950). El otro sueño (1987) y El hacha y la rosa (1993).
  • Luis Antonio de Villena (1951). Sublime Solarium (1971) y La belleza impura (1970-1989).
  • Jaime Siles (1951). Génesis de la luz (1969) y Biografía Sola (1971).

Lecturas

  1. “Nunca desayunaré en Tiffany” en Una educación sentimental (1976), de Manuel Vázquez Montalbán

Nunca desayunaré en Tiffany
ese licor fresa en ese vaso
Modigliani como tu garganta
                                                          nunca
aunque sepa los caminos
                                              llegaré
a ese lugar del que nunca quiera
regresar
                     una fotografía, quizá
una sonrisa enorme como una ciudad
atardecida, malva el asfalto, aire
que viene del mar
                                 y el barman
nos sirve un ángel blanco, aunque
sepa los caminos nunca encontraré
esa barra infinita de Tiffany
                                                   el juke-box
donde late el último Modugno ad
un attimo d'amore che mai piú ritornerá...
y quizá todo sea mejor así, esperando
porque al llegar no puedes volver
a Itaca, lejana y sola, ya no tan sola,
ya paisaje que habitas y usurpas
                                                           nunca
nunca quiero desayunar en Tiffany, nunca
quiero llegar a Itaca aunque sepa los caminos
lejana y sola.

  1. “el cine de los sábados” en Teatro de operaciones (1967), de Antonio Martínez Sarrión

maravillas del cine maravillas
de luz parpadeante entre silbidos
niños con sus mamás que iban abajo
entre panteras un indio se esfuerza
para alcanzar los frutos más dorados
ivonne de carlo baila en scherezade
no sé si danza musulmana o tango
amor de mis quince años marilyn
ríos de la memoria tan amargos
luego la cena desabrida y fría
y los ojos ardiendo como faros

  1. “Acis y Galatea” en Semáforos, semáforos (1990), de Jaime Siles

Ese cuerpo labrado como plata,
ese oro, esa túnica, esa piel,
ese color que tiñe la escarlata
corola del pistilo de un clavel;

ese cielo de cárdenos espacios,
esa carne que tiembla en el vaivén
de las rodillas y de los topacios
nos dicen que este cuadro es de Poussin.

El resplandor del sol en los minutos
del gris del agua sobre el gouache del gres,
el césped de corales diminutos
que puntean las puntas de sus pies;

el placer de los vicios absolutos,
el maquillado estambre, el cascabel
de sus tacones, los ojos resolutos
disueltos en vidrieras de bisel;

las dunas de su cuerpo y esas manos
que la luz difumina en el papel
de este poema dicen que eran vanos
ese oro, esa túnica, esa piel.

La chica que los mira aquí a mi lado
es más real que el lienzo y que el pincel:
hace un gesto de geisha emocionado,
más certero, más cierto, más rimado
de rimmel que la estrofa del clavel.

El cuadro del museo que miramos
no está en la sala, ni en el Louvre, ni en
la Tate Gallery, el Ermitage o Samos,
y no es -ni por asomo- de Poussin.

El cuadro del museo que miramos,
Acis y Galatea, ella y él,
somos nosotros mismos mientras vamos
-ojo, labio, boca, lengua, mano-
sobre la carne del amor humano
ensortijando flores, cuerpos, ramos
de un verano mejor que el del pincel.

  1. “El desayuno” en El hacha y la rosa (1993), de Luis Alberto de Cuenca

Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».

  1. “La malcasada” en El otro sueño (1987), de Luis Alberto de Cuenca


Me dices que Juan Luis no te comprende,
que sólo piensa en sus computadoras
y que no te hace caso por las noches.
Me dices que tus hijos no te sirven,
que sólo dan problemas, que se aburren
de todo y que estás harta de aguantarlos.
Me dices que tus padres están viejos,
que se han vuelto tacaños y egoístas
y ya no eres su reina como antes.
Me dices que has cumplido los cuarenta
y que no es fácil empezar de nuevo,
que los únicos hombres con que tratas
son colegas de Juan en IBM
y no te gustan los ejecutivos.
Y yo, ¿qué es lo que pinto en esta historia?
¿Qué quieres que haga yo? ¿Que mate a alguien?
¿Que dé un golpe de estado libertario?
Te quise como un loco. No lo niego.
Pero eso fue hace mucho, cuando el mundo
era una reluciente madrugada
que no quisiste compartir conmigo.
La nostalgia es un burdo pasatiempo.
Vuelve a ser la que fuiste. Ve a un gimnasio,
píntate más, alisa tus arrugas
y ponte ropa sexy, no seas tonta,
que a lo mejor Juan Luis vuelve a mimarte,
y tus hijos se van a un campamento,
y tus padres se mueren.

Sigue con:

Ejercicios: generación de 1968

Referencias

  • Castellet, JM. (2006). Nueve novísimos poetas españoles. Ediciones Península.
  • Ángel, L. (2005). “Los autores del 68 y la renovación poética”. Poesía española contemporánea. Desde la Guerra Civil al III milenio.
  • Pérez, V. V. (2013). La generación del 68 y la irrupción de la poética posmoderna. Dicenda, 31, 251-269.

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Rabotnikof, Vanesa (25 de octubre de 2024). Generación de 1968 o los novísimos. Enciclopedia del Lenguaje. Recuperado el 3 de febrero de 2025 de https://lenguaje.com/generacion-de-1968-o-los-novisimos/.

Sobre el autor

Autor: Vanesa Rabotnikof

Licenciada en Letras (Universidad de Buenos Aires). Especialización en Edición (Universidad Nacional de La Plata).

Revisado por: Inés Iraeta

Licenciada en Comunicación Periodística (Universidad Católica Argentina)

Última edición: 25 de octubre de 2024

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