La fábula es una composición literaria breve, en prosa o en verso, que contiene una enseñanza o consejo moral, por lo que suele estar destinada a niños y niñas. Las fábulas tienen la virtud de inculcar enseñanzas a través de historias sencillas, frecuentemente protagonizadas por animales personificados.
La palabra “fábula” proviene del latín fabŭla: “rumor, hablilla, conversación”. Este origen oral se debe a que es un género muy antiguo, propio de sociedades en las que no estaba extendida la práctica de la lectura. Como no existían tampoco instituciones educativas oficiales, se difundieron relatos breves con moraleja que cumplían el rol de transmitir valores y conductas beneficiosas para la vida en sociedad.
La transmisión oral y posterior recopilación por escrito han mantenido con fuerza la vigencia de estos relatos y hoy en día siguen siendo un valioso instrumento para formar niños y niñas en actitudes constructivas.
Para tener en cuenta: Uno de los principales autores de fábulas es Esopo, quien vivió en la antigua Grecia, en torno al siglo VI antes de Cristo. Su existencia es discutida por ciertos investigadores, pero figuras históricas tan importantes como Heródoto, Platón o Sócrates hacen referencias a él.
- Ver además: Fábula
Ejemplos de fábulas
- La liebre y la tortuga. Fábula de Esopo.
Cierto día, una liebre se burlaba de las cortas patas y la lentitud al caminar de su vecina, la tortuga. Sin embargo, ella, riéndose, le respondió:
—Puede que seas rápida como el viento, pero yo te ganaría en una carrera.
La liebre, divertida y convencida de que aquello era imposible, aceptó el reto, y se dispusieron a organizar el evento.
Llegado el día de la competencia, la zorra tocó el silbato de la largada y ambas comenzaron a marchar al mismo tiempo. La tortuga mantuvo su paso lento pero constante durante todo el recorrido y avanzó tranquila hacia la meta. En cambio, la liebre, que de a ratos se aburría y se echaba a descansar, se quedó dormida sin darse cuenta. Cuando despertó, intentó moverse lo más velozmente que pudo, pero solo llegó para ver que la tortuga había alcanzado la meta primero y obtenido la victoria.
Moraleja: De nada sirven las facilidades naturales si no se las fortalece con el trabajo.
Explicación: Esta es una de las fábulas más conocidas de Esopo. El autor propone la figura de un desafío —una carrera— y de dos postulantes con habilidades muy desiguales para superarlo. Se vale así de dos animales que representan arquetípicamente la velocidad —la liebre— y la lentitud —la tortuga—, para demostrar que tener facilidad natural para una tarea no garantiza el éxito si el sujeto es presa de uno de los peores vicios: la pereza. Por el contrario, la seguridad, la constancia y la paciencia son las virtudes más importantes para quien se propone alcanzar un objetivo.
- El pastorcito mentiroso. Fábula de Esopo.
Un joven pastor, que cuidaba un rebaño de ovejas cerca de un lugar poblado y que se aburría en su trabajo, pensó cierta tarde que sería divertido alarmar a los habitantes y observar su reacción. Entonces, unas tres o cuatro veces se entretuvo pidiendo auxilio sin necesitarlo:
—¡El lobo, el lobo! —gritaba.
Y cuando los vecinos llegaban para ayudarlo, se reía de su preocupación, pues no era cierto que el lobo estuviera allí.
Sin embargo, ocurrió que un día el lobo llegó de verdad. Y entonces, el pastor gritó con terror:
—¡Por favor! ¡Vengan y ayúdenme! ¡El lobo está matando a mis ovejas!
Pero la gente no puso atención a sus gritos ni mucho menos pensó en acudir a auxiliarlo. Esto dejó el camino libre al lobo que, viendo que nadie se acercaba, hirió y atacó a su antojo a todo el rebaño.
Moraleja: Si inventas historias falsas, nadie confiará en ti.
Explicación: Esta fábula, que tiene muchísimas versiones, transmite de manera contundente que la mentira es una herramienta más destructiva para quien la utiliza que para quien la recibe. Además, ilustra de manera eficaz que la persona mentirosa pierde la confianza de quienes la rodean y está más expuesta al peligro, ya que corre el riesgo de que no le crean cuando dice la verdad.
- El avaro y el oro. Fábula de Esopo.
Érase una vez un hombre muy avaro que vendió todo lo que tenía para comprar unas pepitas de oro. Cuando las tuvo, las enterró haciendo un pozo en un bosque cercano, para que nadie pudiera quitárselas. Todos los días iba a mirar el oro a aquel sitio, sin saber que, alertado por los movimientos cotidianos, un ladrón había comenzado a seguirlo. Así, luego de unos días, el intruso descubrió el tesoro escondido y lo robó cuando nadie lo veía.
Al dirigirse el avaro al bosque, en su siguiente visita, encontró el hueco vacío. Entonces se tiró de los cabellos y comenzó a dar gritos, lamentándose amargamente. Un vecino se acercó al oír el ruido y, cuando se enteró del motivo de su sufrimiento, colocó una piedra en el pozo y lo consoló diciendo:
—Imagine que este es su tesoro. Será lo mismo para usted ya que de todos modos, lo único que hacía con el oro, era mirarlo.
Moraleja: Si te comportas de manera egoísta, desaprovecharás tu riqueza. Los bienes crecen cuando se los comparte.
Explicación: Esta fábula ilustra lo que sucede cuando una persona es egoísta con su riqueza —la metáfora permite pensar tanto en bienes materiales como en habilidades o talentos espirituales—. La historia del avaro, demuestra que, cuando escondemos los tesoros que poseemos, en lugar de compartirlos, nos volvemos temerosos y nos aislamos de los demás, generando con nuestra actitud el riesgo de perderlos. Además, nos transmite que al no darle utilidad a un bien, lo convertimos en un elemento inútil, que pierde su valor.
- La gallina de los huevos de oro. Fábula publicada por Jean de la Fontaine, atribuida a Esopo.
Existió una vez, en cierto pueblo, un campesino pobre que encontró por azar un animal muy especial. Se trataba de una gallina que… ¡colocaba huevos de oro! Desde ese momento, la suerte del hombre cambió ya que tomaba el huevo de oro que la gallina dejaba cada día y lo cambiaba en la feria por alimentos y provisiones nuevas. Con el tiempo, se convirtió en el campesino más rico de la región.
Pero resultó que rápidamente se acostumbró a la riqueza y quiso tener más huevos de oro por día para poder invertir el dinero sobrante y agrandar sus reservas. Entonces tuvo una idea:
—Si la gallina pone huevos de oro, será porque tiene una mina dentro… ¿Y si la abro para tener en mi poder la fábrica?
Así fue como el campesino ambicioso mató a la gallina para abrirla, pero no encontró nada especial dentro de ella. Desde ese día, volvió a tener solamente huevos de yema.
Moraleja: Si eres demasiado codicioso, destruirás tu riqueza.
Explicación: Este famoso relato ilustra el carácter destructivo que tiene la codicia. Nos muestra cómo un hombre que recibe una bendición, arruina el obsequio por su ambición desmedida. En lugar de agradecer lo recibido y utilizarlo para bien propio y ajeno, pretende acaparar las riquezas existentes, pero así solo consigue quedarse con las manos vacías.
- El ratón del campo y el ratón de ciudad. Fábula de Esopo.
Un ratón de ciudad salió una tarde a pasear por el campo y conoció allí a otro ratón. Este lo invitó a ir a su guarida, en donde comieron trigo y cebada y conversaron alegremente. Días más tarde, deseando corresponder la invitación y mostrarle la gran vida que se daba a diario, el primer ratón llevó a su nuevo amigo a comer a una gran casa de la ciudad, en donde se instalaron en una despensa repleta de alimentos.
Entonces, el ratón de ciudad, dijo:
—Toma lo que quieras, pues aquí siempre hay comida en abundancia.
Y, en efecto, engulleron todo tipo de bocados apetitosos, como nueces, legumbres, queso, frutas y miel. El ratón campesino, maravillado, bendecía a su amigo y lamentaba vivir tan lejos de todas esas riquezas hasta que, de pronto, el cocinero de la casa ingresó bruscamente a la despensa. Los ratones se asustaron y huyeron cada cual por su lado. El que conocía bien el lugar, pudo ponerse a salvo rápido mientras que el campesino se desvivía buscando un escondite. Finalmente, el cocinero se marchó y los ratones recuperaron la libertad. Entonces, el ratón de la ciudad, dijo:
—Acércate y sigamos comiendo, mira qué buena fruta encontré aquí.
—Muy rico es aquí todo y sin duda mejor que en el campo, pero dime —replicó el otro— ¿ocurre a menudo lo que acaba de suceder?
—Sí, ocurre a cada momento, pero no debemos darle importancia.
—¡Así que ocurre todo el tiempo! —exclamó el ratón de campo—. Pues entonces, reconozco que vives rodeado de opulencia, pero te confieso que me gusta más mi pobreza.
Moraleja: No permitas que los bienes materiales dominen tu vida.
Explicación: Esta historia juega con la idea de los distintos tipos de riqueza que una persona puede tener. A partir de la figura de dos ratones, vemos cómo uno de ellos ha naturalizado vivir en estado de miedo y peligro permanente, pero se considera más afortunado que los demás porque está cegado por el disfrute de lo material. Mientras que el segundo elige la vida tranquila en el campo, aunque en ella acceda a menos lujos, ya que valora más su bienestar y salud personal.
- El león y el ratón. Fábula de Esopo.
Un ratón que jugaba un día con otros compañeros en la falda de una montaña, perdió el equilibrio y tuvo la mala suerte de caer encima de un león que dormía por allí. Despertó entonces el rey de la selva y tomó al ratoncito con sus garras, disponiéndose a devorarlo, pero este, vuelto en sí luego del susto, le suplicó que lo soltara y prometió devolverle el favor más adelante. El león, divertido por el orgullo de tan insignificante víctima, se burló de él y lo dejó marchar.
Pocos días después, unos cazadores apresaron al león y lo ataron a un frondoso árbol, utilizando una cuerda. Pasó por allí el ratoncillo y, al oír los lamentos, se acercó y comenzó a roer la soga.
—Días atrás —le dijo—, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por ti. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos valientes y agradecidos.
Moraleja: Todos tenemos virtudes que nos hacen valiosos para los demás.
Explicación: Esta ingeniosa historia pone de manifiesto la diversidad de las habilidades existentes y que no hay un solo tipo de poder o virtud. Esopo se vale de la figura de dos arquetipos para ilustrar, en esta ocasión, el contraste entre el poderío y soberbia del animal habituado a mandar —el león— y la pequeñez y aparente debilidad del que está habituado a escapar —el ratón—. El rey de la selva se burla aquí del orgullo demostrado por un ser al que considera débil, pero, luego, comprende que el ratón podía ser más fuerte que él, cuando las habilidades exigidas para salvarse fueran otras.
- La cigarra y la hormiga. Fábula de Esopo.
Durante el verano, una hormiga y una cigarra que eran vecinas, se dedicaron a tareas muy diferentes. La hormiga cargaba día a día provisiones de trigo, que guardaba cuidadosamente en una despensa de su casa, mientras que la cigarra se divertía bailando y cantando.
Al ver a la hormiga tan preocupada, la cigarra se burló de ella:
—¡Amiga! ¡Qué aburrida eres! ¿Por qué no vienes a bailar conmigo?
—Porque si no trabajo ahora, no tendré comida cuando llegue el invierno.
La cigarra no hizo caso de lo que su vecina le decía y siguió cantando sin preocuparse. Sin embargo, cuando llegó el invierno, se dio cuenta de que no había alimentos disponibles y sintió mucha hambre. Entonces vio cómo la hormiga secaba al sol el trigo que había recogido durante el verano y le pidió que le compartiera un poco. Pero la hormiga, muy seria, le respondió.
—Amiga mía, ¿qué estuviste haciendo durante el verano, mientras recogía el trigo?
—Cantaba por los prados —le respondió la cigarra, algo avergonzada—. No me di cuenta de que luego llegaría el invierno.
—Pues si en verano tu única ocupación fue cantar —repuso la hormiga— puedes seguir haciéndolo en el invierno.
Esa tarde, la cigarra volvió a su casa sin provisiones, pero con una lección aprendida.
Moraleja: Piensa en el mañana y trabaja para construir un futuro.
Explicación: Esta fábula expone de manera sencilla lo peligroso que puede ser subestimar las dificultades del entorno. A través de la conducta de un animal previsor y de uno que solo se dedica a divertirse, se muestra cómo el esfuerzo da frutos mientras que la pereza y la soberbia llevan a la inquietud. También ilustra que no es correcto pretender que los demás hagan el trabajo que nos corresponde, sino que cada uno debe esforzarse para alcanzar lo que desea.
- La zorra y el cuervo. Fábula de Esopo.
Cierto día, un cuervo robó un pedazo de queso de una granja y se retiró a lo alto de un árbol para poder comer allí con tranquilidad. Sin embargo, se encontró con él una zorra muy astuta que, ubicándose debajo del árbol, comenzó a halagarlo con gran exageración.
—¡Hola, amigo cuervo! ¡Nunca había notado lo proporcionado que es tu cuerpo! ¡Qué brillo y color tienen tus plumas! ¿Te diste cuenta de cómo te envidian todas las aves?
Entonces el cuervo, encantado, se estiró sobre la rama para que la zorra pudiera apreciar mejor su cuerpo, aunque siguió aferrado al queso con el pico. Ella continuó con su plan y le dijo que no había encontrado a nadie mejor dotado que él para ser el rey de las aves y que sin duda iban a nombrarlo de un momento a otro, sino fuera por el hecho de que no sabía cantar.
Así que el cuervo, picado en su vanidad, quiso demostrar que no le faltaba buena voz y comenzó a cantar muy fuerte, dejando caer el queso que llevaba en el pico. Apenas vio esto, la zorra tomó el alimento y se alejó de allí, sin preocuparse por escuchar su canto.
Moraleja: No confíes en quien te elogia desmesuradamente.
Explicación: Esta historia utiliza la metáfora de manera muy hábil, demostrando lo destructiva que puede ser la arrogancia y cómo puede convertirse en un punto débil del cual se aprovechan quienes tienen malas intenciones. La zorra logra, mediante elogios falsos, dominar al cuervo para que este se desconcentre y haga precisamente lo que ella desea, debido al poder que ejercen los elogios sobre los vanidosos.
- El caballo y el asno. Fábula de Esopo.
Un hombre tenía una granja en la que vivían un caballo y un asno, que llevaban diariamente paquetes a la ciudad. Un día en que el asno iba más cargado que el caballo, se sintió sobrepasado y quiso apoyarse en su compañero:
—Amigo, hoy mi carga está muy pesada, me estoy sintiendo enfermo —le dijo—. ¿Podrías ayudarme llevando una parte?
El caballo vio que la carga del asno era excesiva, pero fingió no escucharlo y siguió caminando en silencio. Sin embargo, al poco tiempo, el asno cayó rendido al piso sin poder volver a levantarse. Entonces, el hombre puso toda la carga que llevaba el asno en el lomo del caballo, quien tuvo que llegar hasta la ciudad llevando un peso que duplicaba el que acostumbraba. Finalmente, el caballo dijo suspirando:
—¡Qué tonto soy! ¡Por no haber querido cargar con un ligero fardo ahora perdí a mi compañero y tengo que cargar con todo!
Moraleja: El bienestar del equipo genera bienestar en cada uno de los individuos que lo componen y viceversa.
Explicación: Este breve relato expone con claridad la idea de que ayudar a los demás nos hace bien. En la historia, una carga es repartida de manera desigual dentro de un grupo, haciendo que uno de los integrantes del equipo lleve más peso que el otro. Esta primera injusticia podría haber sido reparada por el caballo, pero este decide no ayudar al asno y, así, colabora en la destrucción de su compañero y, sin darse cuenta, también en la suya propia. La salud del sistema necesita del buen funcionamiento de cada una de sus partes.
- El lobo disfrazado de cordero. Fábula de Esopo.
Cierto día, un lobo muy hambriento encontró una piel de oveja en el bosque y se le ocurrió una idea.
—Si me disfrazo con esta piel, puedo hacerles creer a todos que soy una oveja e introducirme en el corral sin que nadie lo note.
Su plan funcionó: esa tarde encontró un rebaño y comenzó a marchar junto con el grupo, imitando los ruidos que hacían, así que el pastor lo confundió con una oveja más y lo llevó al establo. Una vez allí, el lobo comenzó a reír, a escondidas, pensando en el gran banquete que se daría por la noche y felicitándose a sí mismo por ser tan astuto.
Sin embargo, cuando empezaba a anochecer, el pastor entró en el establo porque tanto él como su familia tenían hambre. Al creer que el lobo era una oveja y al verlo más grande que el resto, lo eligió sin dudar entre los otros animales y lo convirtió en su cena de esa noche.
Moraleja: La mentira es un arma de doble filo que suele volverse contra quien la utiliza.
Explicación: Esta fábula ilustra la idea del burlador-burlado. Aquí, el depredador se confunde con sus presas para poder atacarlas cuando estén desprevenidas pero no advierte que él también puede ser presa de otros más fuertes y que ha elegido un disfraz que lo vuelve muy débil frente a los poderosos. Esta fábula enseña lo peligrosas que son la soberbia y la deshonestidad.
Referencias
- De Miguel & Marqués de Morante, R. 1867. Nuevo diccionario Latino-Español Etimológico. Imprenta de F. A. Brockhaus.
- Esopo. 1914. Fábulas de Esopo relatadas a los niños. Araluce.
Ejercicio: fábulas cortas para niños
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