Tanto el cuento como la fábula son textos narrativos breves, pero existen diferencias fundamentales entre ellos.
Cuento | Fábula | |
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Intencionalidad |
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Personajes |
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Desenlace |
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- Puede servirte: Género narrativo
Cuento
El cuento es un texto narrativo breve, que relata una historia, es decir, un conjunto de acontecimientos ordenados. El término proviene del latín computum, que significa “cálculo, cómputo, enumeración”.
El cuento moderno, firmado por un autor y centrado en la elaboración de una intriga que se resuelve en el desenlace, se ha desarrollado entre el siglo XIX y la actualidad, en el marco de diferentes subgéneros, con temáticas muy amplias. Existen cuentos fantásticos, realistas, de ciencia ficción, de terror, de amor, entre otros.
Actualmente, es una de las formas narrativas más populares, junto con la novela.
Características del cuento
Las características centrales del cuento son:
- Estructura narrativa. Se divide en principio, nudo y desenlace.
- Personajes. Son los protagonistas de la historia que se relata. Suelen ser seres creados por la imaginación del autor, que pueden ser verosímiles —humanos semejantes a los de la realidad de los lectores— o inverosímiles —criaturas de otros mundos: monstruos, como vampiros o animales gigantes, o seres imaginarios, como hadas.
- Marco espaciotemporal. Es el escenario donde se sitúan los acontecimientos que se desarrollan en un tiempo determinado. Dependiendo del tipo de cuento, este marco puede ser verosímil o no.
- Narrador. Es la voz que narra la historia, ya sea como protagonista, testigo o desde fuera del mundo ficcional.
- Múltiples temas. Trata asuntos de diversa temática, con tramas verosímiles o fantásticas.
- Más en: Características de un cuento
Fábula
La fábula es una composición narrativa breve, en prosa o en verso, de origen muy antiguo, que busca inculcar enseñanzas a través de historias sencillas.
Se la suele asociar con el mundo infantil, pero originalmente las fábulas fueron compuestas para un público adulto. En la Edad Moderna, a medida que la narrativa dominante evolucionó hacia la novela y el cuento de autor, la fábula encontró su lugar como herramienta educativa para el mundo infantil.
Características de la fábula
Las características centrales de la fábula son:
- Carácter simbólico. Las situaciones representadas tienen un carácter simbólico, porquela historia no es atractiva en sí misma, sino por las ideas que busca transmitir.
- Personajes. Los personajes son seres irracionales personificados, generalmente animales, como el león de la fábula “El ratón y el león”, o humanos estereotipados, que ejemplifican un vicio social, como el pastor mentiroso de “El joven y el lobo”.
- Línea argumental simple. Los acontecimientos narrados siguen unalínea argumental simple, los personajes carecen de riqueza psicológica y el marco espaciotemporal es indeterminado.
- Oralidad. Las fábulas surgieron y tuvieron gran popularidad en sociedades premodernas en las que los habitantes no sabían leer y escribir.
- Carácter tradicional y popular. Las ideas expresadas en ellas representan lo colectivo y promueven el bienestar general.
- Moraleja. Consiste en una enseñanza moral, es decir, una indicación o pauta acerca de la conducta a seguir para obrar correctamente. Puede aparecer de manera explícita o quedar sugerida, de acuerdo con el desenlace de la historia o situación.
- Estructura. Se distingue la fábula agonal, que relata una historia completa, presentada a través del intercambio verbal entre dos personajes, de la fábula situacional, que no relata una historia con conflicto y resolución, sino que presenta una escena.
- Más en: Características de la fábula
Ejemplos de cuento y fábula
- “Continuidad de los parques” (1956), cuento de Julio Cortázar
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi enseguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
- “El león y el ratón”, versión de una fábula de Esopo del escritor Luis López Nieves
Dormía tranquilamente un león, cuando un ratón empezó a juguetear encima de su cuerpo. Despertó el león y rápidamente atrapó al ratón; y a punto de ser devorado, le pidió éste que lo perdonara, prometiéndole pagarle cumplidamente llegado el momento oportuno. El león se echó a reír y lo dejó marchar.
Pocos días después unos cazadores apresaron al rey de la selva y lo ataron con una cuerda a un frondoso árbol. Pasó por ahí el ratoncillo, quien al oír los lamentos del león, corrió al lugar y royó la cuerda, dejándolo libre.
-Días atrás -le dijo-, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por ti en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos.
Nunca desprecies las promesas de los pequeños.
Cuento, fábula y leyenda
El cuento tradicional presenta muchos puntos en común con la fábula y la leyenda, como su carácter oral, los personajes no miméticos, la autoría anónima y la difusión colectiva.
Las tres formas presentan también, elementos que las diferencian:
- Los cuentos están protagonizados, en general, por seres humanos. Pueden aparecer también criaturas mágicas como hadas y monstruos. No buscan transmitir una idea o explicar un fenómeno, el rol social que cumplen es el de entretenimiento. Los personajes y la trama narrativa son más complejos porque en ellos radica el interés de la historia.
Por ejemplo: “Caperucita Roja”, de Charles Perrault. - Las fábulas no presentan riqueza narrativa, funcionan como la ejemplificación de una conducta y de sus posibles consecuencias para el bienestar individual y social. Se cierran con la enunciación de una moraleja, a menudo explícita.
Por ejemplo: “La zorra y las uvas”, de Esopo. - Las leyendas son protagonizadas por héroes y dioses, las acciones siguen una lógica mágica y los hechos narrados funcionan como una explicación para el origen de un elemento. Se relacionan con los ritos religiosos de una sociedad.
Por ejemplo: Leyenda del Rey Arturo.
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Referencias
- Dido, Juan Carlos. (2010). Teoría de la fábula. Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad complutense de Madrid, Número 41.
- Gonzalez Ríos, Juan Manuel. El cuento como género literario. Español Básico I. Honor (ESPA 3111). Universidad de Puerto Rico. https://profesorgonzalez.files.wordpress.com/
- VV.AA. (2010). Material informativo sobre la fábula como género. https://casadelecturas.files.wordpress.com/
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