Recursos poéticos

Los recursos poéticos, también llamados recursos literarios o figuras literarias, son un conjunto de estrategias y procedimientos lingüísticos que se usan para embellecer el discurso. Son típicos de la literatura (sobre todo del género de la poesía), aunque muchos de ellos se emplean también en el habla cotidiana.

Ejemplos de recursos poéticos:

  • La metáfora
  • El símil
  • La hipérbole
  • La aliteración
  • La sinécdoque
  • El oxímoron
  • La antítesis
  • La personificación
  • El hipérbaton
  • La paronomasia
  • La sinestesia

Estas figuras pueden hallarse en obras literarias de cualquier género y categoría. A través de ellas, el autor puede imprimirle a su obra una mayor potencia expresiva, para decir distintas cosas al mismo tiempo o decirlas de un modo diferente, que sea hermoso en sí mismo.

Los recursos poéticos pueden ser de distinto tipo, dependiendo de la clase de procedimiento que opera en el lenguaje verbal. A grandes rasgos, es posible distinguir entre:

  • Recursos léxico-semánticos, que tienen que ver con el significado de las palabras y los juegos de sentido que pueden tener lugar entre ellas. Por ejemplo, un símil o comparación establece una comparación entre el sentido de una palabra y el de otra: “Dientes puntiagudos como navajas”.
  • Recursos fónicos o fonéticos, que tienen que ver con el sonido o la pronunciación de las palabras, su musicalidad y su posible rima. Por ejemplo, una aliteración reitera el sonido de una sílaba o palabra dentro de una frase, para generar mayor musicalidad y sonoridad: “El hombre alaba la baba del sueño”.
  • Recursos morfosintácticos o gramaticales, que tienen que ver con la estructura de la oración y la forma en que aparecen las palabras, el rol que juegan en ella y la manera en que se construye la secuencia verbal. Por ejemplo, una elipsis consiste en la omisión de parte del contenido de la frase, para generar suspenso o anticipación: “Tus ojos son… no puedo decirlo”.

En literatura se presta atención no solo a lo que se dice, sino a cómo se dice. Es por esto que los recursos poéticos resultan tan valiosos para hacer de una obra algo singular e irrepetible.

Principales recursos léxico-semánticos con ejemplos

La metáfora

Una metáfora (del griego metapherein, “trasladar”) es el desplazamiento del significado de una palabra a otra distinta, con el fin de establecer una relación imaginaria de semejanza o correspondencia entre las dos. Dicha relación se establece, además, sin necesidad de nexos (como pueden ser: como, parecido a, igual que), es decir, de manera directa.

Se trata de un recurso muy antiguo y muy importante, que de alguna manera engloba a todos los demás de su misma categoría, por lo que a menudo es empleado como un término general para referirse al conjunto de las figuras literarias.

Un ejemplo de metáfora puede observarse en el poema “Oda a la cebolla” del chileno Pablo Neruda (1904-1973):

“...redonda rosa de agua,
sobre
la mesa
de las pobres gentes”.

Cuando bautiza a la cebolla como una “redonda rosa de agua”, el poeta emplea una metáfora, ya que describe la cebolla a través de términos que le son ajenos, pero que reflejan de una manera imaginativa y original su apariencia.

El símil

Un símil es una comparación que se establece entre dos términos de distinta naturaleza, a través de un nexo (por ejemplo, cómo o cual) que los vincula. Esta comparación permite que los rasgos del término evocado se transmitan al término descrito, es decir, que la cosa real se parezca en algún sentido a otra imaginaria o inexistente.

Esta figura literaria suele ser simple y lineal en su estructura, por lo que su uso es muy común en textos antiguos, en descripciones literarias e incluso en el habla cotidiana. Siempre que un término A se compare con un término B mediante un nexo, se está en presencia de un símil.

Un ejemplo de ello se encuentra en el poema “Los heraldos negros” del peruano César Vallejo (1892-1938):

 “Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… ¡Yo no sé!”

En este caso, hay dos símiles en la estrofa del poema. Uno que compara los golpes con “el odio de Dios”, es decir, les atribuye un sentido terrible, todopoderoso, aplastante; y otro que los compara con una situación imaginaria: que “todo lo sufrido se empozara en el alma”. En ambos casos, el primer referente se compara con el segundo a través del nexo como.

La metonimia

Una metonimia o trasnominación es un cambio semántico entre dos conceptos, que se da en ausencia de nexos, simplemente a través de la sustitución del nombre de una cosa por el nombre de otra con la que, sin embargo, guarda una relación de parentesco de algún tipo.

Las relaciones que sostienen una metonimia pueden ser: de causa y efecto, de contenido por contenedor, de país por gobierno que lo administra, de obra por autor, de materia por objeto, de instrumento por operador, o viceversa, entre otras. 

Un ejemplo de metonimia figura en el poema “En memoria de Angélica” del argentino Jorge Luis Borges (1899-1986):

“Yo, como ella, muero de infinitos
destinos que el azar no me depara;
busca mi sombra los gastados mitos
de una patria que siempre dio la cara.
Un breve mármol cuida su memoria;
sobre nosotros crece, atroz, la historia”.

En estos versos existen dos casos de metonimia: la sombra sustituye a la persona toda, y el mármol sustituye la tumba de Angélica. Así, en el primer caso se trata de una relación de efecto por causa, mientras que el segundo es del material por la cosa.

La sinécdoque

Una sinécdoque es una sustitución de nombres, similar a la metáfora y la metonimia, pero que involucra normalmente un tipo específico de relación entre el sustituto y el sustituido: dicha relación suele ser de la parte por el todo o viceversa. En ese sentido, puede incluso considerarse la sinécdoque como un tipo muy específico de metonimia.

Es importante notar que el término “sinécdoque” también puede ser hallado en un contexto no literario, como en el estudio de la lingüística y la retórica. En esos casos, es posible que tenga un significado ligeramente distinto.

Un ejemplo de sinécdoque puede apreciarse en el poema “A Boscán, desde La Goleta” del español Garcilaso de la Vega (1503-1536):

“Han reducido a la memoria el arte
el antiguo valor italiano,
por cuya fuerza y valerosa mano
África se aterró de parte a parte”

En este caso, la mención a África establece una relación del todo por la parte, ya que el poeta no se refiere efectivamente a la totalidad de África, sino a la antigua ciudad de Cartago, pues el poema hace referencia a su lucha con el antiguo Imperio romano.

El oxímoron

Un oxímoron es una figura poética que hace convivir en una misma expresión dos términos opuestos radicalmente, es decir, cuyos significados son por lo general mutuamente excluyentes o antagónicos. Al hacerlo, esta figura produce un sentido totalmente nuevo y de gran potencia poética.

Un ejemplo de oxímoron figura en el poema “Después” del uruguayo Mario Benedetti (1920-2009):

“El cielo de veras que no es éste de ahora
el cielo de cuando me jubile
durará todo el día
todo el día caerá
como lluvia de sol sobre mi calva”.

La imagen “lluvia de sol” reúne dos términos que, por lo general, resultan mutuamente excluyentes, pues cuando hace sol no suele llover, y viceversa. Sin embargo, en el poema ambos términos conviven y construyen una expresión novedosa.

La antítesis

Una antítesis es un recurso poético que consiste en contraponer dos términos o frases cuyos significados resultan contrarios o complementarios, o sea, que uno define al otro, sin por ello resultar mutuamente excluyentes, como en el caso del oxímoron. A través de fórmulas opuestas y complementarias, la antítesis genera una sensación de contraste o completitud.

Es posible hallar el término “antítesis” en otros contextos, como el filosófico o el político, con significados más o menos semejantes. La relación entre el día y la noche, la vida y la muerte o el cielo y la tierra es, desde el punto de vista lógico, una relación antitética.

Un ejemplo de antítesis puede hallarse en el poema “A Némesis” del mexicano Amado Nervo (1870-1919):

“Pero crece mi fe junto a mi cuita,
y digo como el Justo de Idumea:
Así lo quiere Dios, ¡bendito sea!
El Señor me lo da, Él me lo quita.”

La antítesis se produce en los últimos dos versos, entre los que se plantea una correspondencia o contraste: recibir algo de Dios y a la vez que Dios se lo quite.

La hipérbole

Una hipérbole es una exageración o desproporción en la construcción de una imagen poética, con el propósito de ganar mayor expresividad o hacer lo más evidente posible alguna idea. A través de esta figura, lo increíble, lo ridículo o lo imposible se toman como una descripción verosímil dentro del poema.

Un ejemplo de hipérbole se encuentra en el poema “Elegía” del español Miguel Hernández (1910-1942):

“Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado”.

La expresión “me duele hasta el aliento” es, desde luego, imposible de experimentar, pero a través de esta exageración el poema puede darle dimensiones apreciables al enorme dolor que siente por la pérdida de su amigo.

La sinestesia

Una sinestesia es la combinación o confluencia de descripciones pertenecientes a dos sentidos diferentes. Dicho de otro modo, consiste en la creación de una imagen poética que mezcla estímulos pertenecientes a sentidos distintos: la vista, el tacto, el gusto, el olfato o el oído.

El término “sinestesia” también se emplea en otras disciplinas, como la psicología, para aquellas personas capaces de percibir los distintos estímulos sensoriales de manera conjunta: asociar colores con sonidos, sensaciones con sonidos, etcétera. Esa misma idea es la que se propone alcanzar, mediante el lenguaje verbal, la sinestesia literaria.

Un ejemplo de sinestesia se puede ver en el poema “Desde la torre” del español Francisco de Quevedo (1580-1645):

“Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos,
y escucho con mis ojos a los muertos”.

La sinestesia se encuentra en el último verso, donde oír y ver se fusionan en una expresión sinestésica: escuchar con los ojos.

La personificación o prosopopeya

Una personificación o prosopopeya es una imagen poética en la que se atribuyen rasgos, conductas o aspectos típicamente humanos a un objeto, animal o referente abstracto. Esto se hace con el fin de lograr un mayor rango de expresión.

Un ejemplo de personificación puede apreciarse en el poema “Me gusta, triste, soñar por la tarde, cuando tañe la hora…” de la argentina Victoria Ocampo (1890-1979):

“Me gusta imaginarme en una playa bretona
Con su arena de oro y el océano inmenso
Y la queja sin fin de las olas que resuena,
Esas olas de tono glauco y espaldas de espuma”.

La personificación tiene que ver con “la queja” y las “espaldas” que la poeta atribuye a las olas, a pesar de que estas en un plano objetivo no pueden quejarse y no tienen un cuerpo definido.

Principales recursos fónicos o fonéticos con ejemplos

La aliteración

Una aliteración es la repetición de las sílabas iniciales o finales de distintas palabras de un mismo verso, especialmente aquellas que presentan una misma consonante. De esta manera, se produce un efecto que no tiene que ver con el sentido de las palabras, sino con su musicalidad.

Un ejemplo de aliteración puede apreciarse en el poema “Minerva define el mar” del cubano José Lezama Lima (1910-1976):

“La batidora espuma, la anémona
desentrañando su reloj nocturno,
la aleta pectoral del Ida nadador".

La aliteración aparece en el último verso de esta estrofa y tiene que ver con las sílabas con “l” en las tres primeras palabras (la-aleta-pectoral-del).

El calambur

Un calambur es un recurso que consiste en la agrupación anómala de las sílabas de un verso, para obtener así nuevos sentidos a partir de la homonimia o paronimia. Dicho de otro modo, se altera la distribución de las sílabas de las palabras escritas, para jugar con los sonidos y lograr lecturas homónimas o parónimas del verso.

Los calambures son muy frecuentes en la poesía satírica, ya que permiten el juego, la ambigüedad y el doble sentido. Por ejemplo: “mi comandante” y “mico mandante”.

Un ejemplo de calambur se da en los versos del poema del español Luis de Góngora (1561-1627): 

“Dicen que ha hecho Lopico
contra mí versos adversos;
mas si yo vuelvo mi pico,
con el pico de mis versos
a este Lopico lo-pico”.

En estos versos el calambur tiene el propósito de burlarse del poeta rival Lope de Vega (1562-1635), a quien se refiere con “lopico” (usando el diminutivo -ico). Este poema forma parte de una serie de versos satíricos que estos poetas intercambiaron.

La paronomasia

Una paronomasia o paranomasia es el empleo sucesivo de parónimos en el verso, es decir, de palabras con sonidos similares pero distintos significados, cuya cercanía produce un juego de sonidos y se presta para contenidos burlescos, satíricos o ingeniosos.

Así como el calambur, la paronomasia puede formar parte de poemas humorísticos y juegos verbales o por el contrario estar al servicio de una mayor expresividad emocional en el poema.

Un ejemplo de paronomasia se encuentra en el poema “La verdad de esta vieja pared” de la argentina Alejandra Pizarnik (1936-1972):

“que es frío es verde que también se mueve
llama jadea grazna es halo es hielo
hilos vibran tiemblan
hilos
es verde estoy muriendo
es muro es mero muro es mudo mira muere”.

Hay dos casos reconocibles de paronomasia en este poema, ninguno de los dos en función de dar al texto un sentido humorístico, sino de transmitir una cierta atmósfera de desesperación: la poeta parece buscar desesperadamente la palabra justa entre todas las que se le asemejan.

Principales recursos gramaticales o morfosintácticos con ejemplos

La anáfora

Una anáfora es la repetición de una o más palabras al comienzo de varios versos consecutivos en el mismo poema. Se busca construir así un conjunto uniforme de gran sonoridad, gracias a la repetición de una misma fórmula sintáctica.

Un ejemplo de anáfora se encuentra en el poema “Por el mar de las Antillas” del cubano Nicolás Guillén (1902-1989):

“Junto a la orilla del mar,
tú que estás en fija guardia,
fíjate, guardián marino,
en la punta de las lanzas
y en el trueno de las olas
y en el grito de las llamas
y en el lagarto despierto
sacar las uñas del mapa:
un largo lagarto verde,
con ojos de piedra y agua”

En este caso, la anáfora le imprime al poema un sentido de insistencia a través de la reiteración, como si la evocación de esos tres versos ganara intensidad a medida que se repite la fórmula inicial.

La antistrofa o epífora

La epífora es un mecanismo similar a la anáfora, que consiste en la repetición de una o más palabras en varios versos consecutivos, pero en lugar de hallarse al inicio del verso, en este caso la fórmula repetida se encuentra ubicada al final. El efecto que este procedimiento genera es similar al de la anáfora: aporta ritmo, intensidad y fuerza al poema a través de la reiteración.

Un ejemplo de epífora lo constituye el poema “A propósito de la escopeta” del chileno Nicanor Parra (1914-2018):

“HAY QUE PAVIMENTAR la cordillera
pero no con cemento ni con sangre
como supuse en 1970
hay que pavimentarla con violetas
hay que plantar violetas
hay que cubrirlo todo con violetas
humildad
igualdad
fraternidad
hay que llenar el mundo de violetas”.

La epífora en este caso se da con la palabra “violetas”. En esos versos existe también una anáfora respecto de “hay que”.

El hipérbaton

Un hipérbaton es una alteración de la sintaxis usual de un verso, ubicando las palabras de un modo conveniente. Este último puede estar determinado por la métrica o la rima, de haberlas, o bien por la sonoridad o el estilo que busca tener en su obra el autor. De hecho, el hipérbaton puede operar como una herramienta de énfasis, es decir, para destacar ciertos pasajes por encima del resto.

Existen cuatro tipos de hipérbaton:

  • Tesis. Se introduce una palabra entre dos elementos de otra, que generalmente ha de ser una palabra compuesta.
  • Paréntesis. Se introduce una frase dentro de otra, a modo de inciso, a pesar de que tiene una entonación diferente.
  • Anástrofe. Se pospone al sustantivo la preposición que rige el caso.
  • Histerectomía. Se invierte la sintaxis habitual y se dice primero lo que normalmente iría después.

Un ejemplo de hipérbaton lo constituye el poema “Rima LIII” del español Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870):

“Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día
esas… ¡no volverán!

El hipérbaton en estos versos es evidente, ya que una estructura oracional más tradicional para decir lo mismo sería “...de tu jardín a escalar las tapias” y “y aún más hermosas en la tarde”, pero dicha estructura no le permitiría al poema la rima entre el primer y tercer verso, y entre los segundos versos de ambas estrofas.

El polisíndeton

Un polisíndeton es el uso aparentemente excesivo de nexos o conjunciones dentro de la estructura del verso. A través de la repetición de una conjunción se crea un ritmo sintáctico rápido y vertiginoso, especialmente en enumeraciones y otros contextos en los que una sola conjunción habría bastado.

Un ejemplo de polisíndeton se puede apreciar en el poema “El polvorín” del argentino Héctor Viel Temperley (1933-1987):

“Y ahora en el mar, con mi cintura en medio
de un metro azul de ángel casi ahogado
como un niño de su alto, aspiro el agua.
Y unidos aire y tierra y agua, estallo.

El polisíndeton se da por la repetición de la conjunción “y”, en una enumeración que, de ordinario, emplearía coma luego de aire (“...aire, tierra y agua”). Pero, al reiterar la conjunción, el poema gana ritmo y rapidez, de cara al estallido anunciado en la última palabra.

El asíndeton

Un asíndeton es lo contrario de un polisíndeton, es decir, la eliminación o supresión de una conjunción o un conector en contextos en los que normalmente se emplearía, como en las enumeraciones. Mientras el polisíndeton le imprime un ritmo vertiginoso al verso a través de la repetición, el asíndeton en cambio le confiere solemnidad, apasionamiento y dinamismo, además de una estructura menos predecible.

Un ejemplo de asíndeton figura en el poema “El patio” de la venezolana Hanni Ossott (1946-2002):

“Allí vi un mar
vi una estrella que era una muerta
vi una hoja henchida de sangre humana
Mi amor, desde allí, se prolongaba
entero, casi total, íntegro

fui la hoja, la estrella, la sangre”.

La falta de un nexo entre los últimos términos de la enumeración del último verso constituye un caso de asíndeton, ya que la estructura usual habría incluido una conjunción “y” entre “la estrella” y “la sangre”.

La epanadiplosis

Una epanadiplosis o epanalepsis es la repetición, al comienzo y al final de una oración, una frase o un verso, de la misma palabra o conjunto de palabras, para formar así una suerte de cláusula o burbuja dentro del texto. En dicha estructura coinciden un aspecto sintáctico y sonoro a la vez.

Un ejemplo de epanalepsis figura en el poema “Nocturno” del nicaragüense Rubén Darío (1867-1916):

Silencio de la noche, doloroso silencio
nocturno... ¿Por qué el alma tiembla de tal manera?
Oigo el zumbido de mi sangre,
dentro de mi cráneo pasa una suave tormenta”.

En el primer verso del poema se puede apreciar la epanadiplosis, dado que el verso inicia y cierra con la misma palabra.

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Referencias

Ejercicio: recursos poéticos

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Farías, Gilberto (20 de marzo de 2024). Recursos poéticos. Enciclopedia del Lenguaje. Recuperado el 12 de septiembre de 2024 de https://lenguaje.com/recursos-poeticos/.

Sobre el autor

Autor: Gilberto Farías

Licenciado en Letras (Universidad Central de Venezuela)

Revisado por: Inés Iraeta

Licenciada en Comunicación Periodística (Universidad Católica Argentina)

Última edición: 20 de marzo de 2024

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