Falacia ad verecundiam (o argumento de autoridad)

La falacia ad verecundiam, también llamada argumento de autoridad, es aquella que consiste en aceptar como válida una proposición solo basándose en el prestigio de quien la sostiene, es decir, sin argumentos lógicos.

Ejemplo de falacia ad verecundiam:

  • Es verdad que los precios aumentarán en los próximos meses, lo está diciendo un economista en la televisión.

Una falacia es un tipo de argumento que puede parecer correcto, pero que tiene un error de razonamiento. Esto significa que se intenta persuadir al interlocutor con una afirmación que en apariencia se encuentra bien construida, pero, al analizarla en detalle, contiene errores lógicos.

El argumento ad verecundiam es una falacia que apela al respeto por la autoridad de una persona dentro de un campo específico. Sin embargo, si bien la autoridad puede respaldar un argumento, esta no es suficiente para validar una afirmación. Por eso, los argumentos de autoridad constituyen falacias.

Por ejemplo, el gerente de una empresa sostiene que su nuevo plan de ventas es el mejor porque lo crearon expertos de la Universidad de Harvard. En este caso, que lo haya creado un panel de expertos no es suficiente para demostrar que el plan es viable. Para que lo sea, en todo caso, debería mostrar casos específicos en los cuales dicho plan haya tenido éxito en una corporación de similares características. 

Características de la falacia ad verecundiam

Las características principales de la falacia ad verecundiam son:

  • Posee el siguiente esquema lógico: “A afirma x. A es un experto o autoridad en el tema; por lo tanto, x es válido”.
  • Es llamada también magister dixit, que significa “el maestro lo ha dicho”.
  • Es inexacta, dado que citar una autoridad no necesariamente da las razones necesarias como para comprobar los fundamentos de las premisas.

¿Cómo responder a una falacia ad verecundiam? Hay muchos argumentos ad verecundiam que pueden resultar válidos, en particular cuando se puede confiar en la autoridad que los sostiene. Sin embargo, cuando se detecta esta falacia, se puede combatir solicitando pruebas adicionales o argumentos sólidos para respaldar la veracidad de la afirmación, independientemente de quién sea la persona que la sostenga.

Ejemplos de falacia ad verecundiam

  1. La vacuna para esta enfermedad no resulta efectiva, lo dijo un médico que habló por televisión.
  2. El científico más prestigioso del país dice que la teoría carece de fundamento; por lo tanto, no es válida.
  3. Un político de renombre apoya esta ley, así que debe ser la mejor opción para el país.
  4. Invertir en esa empresa es lo más seguro, lo explicó un experto en finanzas en una entrevista radial.
  5. El entrenador dijo que este jugador es el mejor del mundo, así que debe ser verdad.
  6. La estrella de Hollywood promociona esta marca de ropa, por lo que debe ser de alta calidad.
  7. El ministro de Economía, que es una eminencia en su disciplina, sostiene que la recesión no durará mucho; debemos confiar en su predicción.
  8. Vayamos a comer a ese restaurante: el famoso chef con cinco estrellas Michelin dijo que es el mejor de todos.
  9. La renombrada periodista recomendó la última película del director, por lo que debe ser una obra maestra.
  10. Esta novela es imperdible, lo dijo el ganador del premio Nobel de este año.

Tipos de falacias

Existen dos grandes tipos de falacias:

  • Falacias formales. Involucran errores en su forma, es decir, violan alguna de las estructuras deductivamente válidas.
    Por ejemplo: Los viernes hay fiesta en la casa del vecino. Hoy hay fiesta; por lo tanto, es viernes.
    Aunque haya una fiesta en la casa del vecino, no podemos afirmar necesariamente que sea viernes, dado que también podría organizar fiestas otros días de la semana.
  • Falacias no formales o informales. Involucran errores en su contenido, es decir, en la información que se ofrece en las premisas para derivar la conclusión. Dentro de este tipo de falacias, además de la falacia ad verecundiam, se distinguen:
    • Falacia ad baculum. Consiste en respaldar una afirmación a fuerza de amenazas o coerción, en vez de demostrarla con argumentos lógicos.
      Por ejemplo: Deben hacer silencio ya mismo, si no los suspenderé por una semana y no podrán graduarse.
    • Falacia ad populum. Consiste en respaldar una afirmación solo porque muchas personas la creen válida o verdadera.
      Por ejemplo: No existen los extraterrestres, nadie cree en ellos.
    • Falacia ad hominem. Consiste en atacar a la persona que sostiene una afirmación en lugar de refutar sus argumentos.
      Por ejemplo: Ana recomendó este libro, pero no debe ser bueno, ella no sabe nada de literatura.
    • Falacia ad ignorantiam. Consiste en sostener que algo es verdadero porque no se ha demostrado que sea falso, o viceversa.
      Por ejemplo: No se ha comprobado que los extraterrestres hayan visitado la Tierra; por lo tanto, no existen.

Referencias

  • Copi, I. y Cohen, C. (2013). Introducción a la lógica. Limusa.
  • García Damborenea, R. (s.f.). Argumento ad verecundiam, apelación a la vergüenza o a la reverencia. Diccionario de falacias. https://web.archive.org/

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Ejercicio: falacia ad verecundiam

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Rabotnikof, Vanesa (30 de diciembre de 2023). Falacia ad verecundiam (o argumento de autoridad). Enciclopedia del Lenguaje. Recuperado el 6 de octubre de 2024 de https://lenguaje.com/falacia-ad-verecundiam/.

Sobre el autor

Autor: Vanesa Rabotnikof

Licenciada en Letras (Universidad de Buenos Aires). Especialización en Edición (Universidad Nacional de La Plata).

Revisado por: Natalia Ribas

Licenciada en Letras (Universidad de Buenos Aires)

Última edición: 30 de diciembre de 2023

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