El artículo de opinión es un tipo de texto periodístico argumentativo en el cual el enunciador expresa sus pensamientos sobre determinado tema, aportando argumentos que sostengan su punto de vista.
Ejemplo de artículo de opinión:
(...) No sólo se trata de un cambio de formato y una adaptación tecnológica, sino que también del placer que brinda la proximidad de un objeto artístico. El libro ha tenido muchos soportes a lo largo de la historia: caparazones de tortuga, papiros, pergaminos, arcilla, huesos y piedras. Actualmente, el libro como objeto puede constituir una verdadera obra de arte, testimonio no sólo de un escritor sino también de un artista visual. Si bien el contenido lingüístico de un texto se preserva indistintamente en variados soportes hay algo de él que se pierde en esa transformación al PDF. (...)
La corporalidad de un libro puede seducir a un lector potencial que transita por el lugar donde se encuentra, y si es en una biblioteca mejor aún, quien tiene la posibilidad de aceptar el contrato de la lectura o quedarse con la entretención visual o sensorial al hojearlo. Claramente, esta posibilidad no puede ser satisfecha por un texto en formato PDF, que además presenta otras distracciones o tentaciones propias de la virtualidad.
“¿Libro o PDF?” (fragmento), por Carolina Olivares (Fuente: Canal Sur Patagonia)
También denominado nota de opinión, el artículo de opinión es un texto del género periodístico en el que el autor presenta sus fundamentos acerca de un tema polémico con la clara intención de que el lector termine pensando igual que él. Despliega una serie de estrategias para convencer y persuadir acerca de la validez de una idea, un comportamiento o un suceso. Para que esto resulte, el texto debe ser verosímil, es decir, creíble.
En un artículo de opinión, es importante que el enunciador pueda evaluar las posibles consecuencias del tema sobre el cual está opinando, ya que tratar un tema polémico puede resultar un reto.
- Ver además: Comunicación escrita
Características de un artículo de opinión
Dado que pertenecen al tipo de textos argumentativos, los artículos de opinión tienen las siguientes características:
- Brevedad. Deben poseer una extensión corta, ya que suelen aparecer en columnas de opinión que ocupan un espacio reducido.
- Pensamiento subjetivo. Reflejan el pensamiento de un periodista, pensador o político y no necesariamente del medio en que se publiquen. Contienen la firma del autor.
- Temáticas de actualidad. Pueden desarrollar múltiples temáticas o sucesos en relación a política, sociedad, economía, deportes, cultura, entre otras.
- Prensa impresa o en línea. Suelen aparecer en diarios y revistas, ya sea en formato papel o digital.
- Marcadores de opinión. Utilizan ciertos marcadores como:
- Primera persona que da cuenta del emisor.
- Verbos de opinión (opino, niego).
- Subjetivemas, es decir, palabras que presentan la opinión del autor.
- Estrategias argumentativas. Utilizan diversas estrategias argumentativas para persuadir al lector, entre ellas: acusaciones, ironías, insinuaciones, digresiones y apelaciones a la sensibilidad.
Estructura de un artículo de opinión
La estructura general de un artículo de opinión consiste en las siguientes partes:
- Título. Busca captar la atención del lector, con adjetivos calificativos ricos y sugerentes.
- Introducción/tesis. Plantea el tema que se tratará y se enuncia la opinión que se defenderá.
- Cuerpo/argumentación. Enumera los argumentos y se descalifica el contraargumento.
- Conclusión. Se cierra el tema reafirmando la opinión previamente anunciada.
Ejemplos de artículos de opinión
- “Mi mensaje desde Hiroshima”, por António Guterres (7 de agosto de 2022)
(...) Tuve el gran honor de reunirme con un grupo de esos supervivientes, los hibakusha, cuyo número se reduce a medida que pasan los años, quienes me contaron, con una valentía inquebrantable, lo que presenciaron aquel terrorífico día de 1945.
Es hora de que los líderes mundiales tengan una visión tan clara como los hibakusha y reconozcan lo que son realmente las armas nucleares, es decir, que no tienen ningún sentido ni ofrecen ningún tipo de seguridad, protección ni resguardo, sino que solo generan muerte y destrucción. (...)
Hoy día, corremos el riesgo de olvidar lo que aprendimos de lo que sucedió en 1945.
Está cobrando fuerza una nueva carrera armamentista, en la que los Gobiernos gastan cientos de miles de millones de dólares para mejorar su arsenal nuclear. En todo el mundo, los arsenales nucleares suman cerca de 13.000 armas. Desde Oriente Medio, pasando por la península de Corea, hasta la invasión de Ucrania perpetrada por Rusia, se están propagando con rapidez crisis geopolíticas que presentan graves matices nucleares.
Una vez más, la humanidad está jugando con fuego. Solo una equivocación, un malentendido, un error de cálculo nos separan del Apocalipsis.
Los líderes deben dejar de tomarse a la ligera la posibilidad de la hecatombe y eliminar la opción nuclear de una vez por todas.
Es inaceptable que los Estados que poseen armas nucleares acepten la posibilidad de que se desate una guerra nuclear, que supondría el fin de la humanidad. (...)
En definitiva, solo hay una forma de resolver el problema de la amenaza nuclear: no tener ningún tipo de armas nucleares. En otras palabras, hay que habilitar todas las vías de diálogo, diplomacia y negociación para aliviar las tensiones y eliminar esas mortíferas armas de destrucción masiva. (...)
No podemos seguir aceptando que las armas nucleares pongan en jaque el futuro de la humanidad. Ya es hora de tener en cuenta el mensaje intemporal de los hibakusha: “¡No más Hiroshimas! ¡No más Nagasakis!”. Es hora de que prolifere la paz.
Juntos, paso a paso, eliminemos estas armas de la faz de la tierra.
Fuente: ONU
- “Los traumas infantiles de ChatGPT”, por Jaime Rubio Hancock (9 de mayo de 2023)
Las pancartas de las manifestaciones se escriben pensando en redes sociales y por eso se suelen parecer más a un tuit que a una soflama reivindicativa. Una de las más compartidas en los últimos días venía de una manifestación de guionistas estadounidenses, que han comenzado una huelga para reclamar mejoras en sus condiciones de trabajo. La pancarta dice así: “ChatGPT no tiene ningún trauma infantil”.
La pancarta hace referencia a una de las exigencias de los guionistas: regular la inteligencia artificial de modo que estos programas no puedan escribir o reescribir material literario, y que tampoco puedan entrenarse con textos sujetos a derechos de autor. La Alianza de Productores de Cine y Televisión se niega a aceptar esta demanda. Tal vez se trate de una técnica de negociación que sustituye el clásico “si no quieres este trabajo, hay 200 como tú haciendo cola” por un supuestamente innovador “si no quieres este trabajo, hay una IA que lo hará por un puñado de euros al mes, dependiendo del paquete que contratemos”.
¿Los miedos están justificados? En este asunto, hacer predicciones a más de 10 minutos es una insensatez, pero hay motivos para temer que la tele sea un poco peor y bastante más tenebrosa de lo que ha sido en los últimos años. Lo digo pensando en un ejemplo reciente que se ha movido por redes: un anuncio de ¿cerveza? generado por inteligencia artificial y que da bastante miedo. Está lleno de personas que sonríen con 812 dientes y se saludan con sus manos repletas de dedos largos y retorcidos mientras beben de latas y botellas que flotan en el aire. Muchos comentaristas, tanto en Twitter como en YouTube y Reddit, mencionaban que el anuncio tiene una textura parecida a la de los sueños. Pero no los sueños de Hollywood, sino los que tienes después de comer y beber demasiado. La IA no tiene traumas, pero nos los puede causar a los demás.
En cualquier caso, la IA avanza que es una barbaridad: ¿puede llegar un momento en el que escriba guiones perfectos y diseñe humanos con el número correcto de dientes y dedos? Pues quizás, pero, en cualquier caso, no olvidaría el ejemplo del ajedrez. Leontxo García, periodista especializado en este deporte, ha escrito en más de una ocasión que las máquinas juegan mejor que nadie, pero las partidas más bellas suelen venir de un error humano. (...)
Las máquinas nos pueden ayudar en esta tarea, pero sus programadores tienen que respetar nuestra privacidad y nuestros derechos de autor, además de conocer sus limitaciones. Porque si no, vamos a terminar con programas infinitos y baratísimos, sin actores ni guionistas, pero también sin espectadores.
Fuente: El País
- “Cómo hacerse realmente rico, al estilo americano”, por David Brooks (26 de febrero de 2021)
Sé que el dinero no puede comprar el amor, pero ¿no sería bueno tener suficiente dinero para comprar cualquier otra cosa que quieras?
La forma más probable de hacerse rico es intentar entrar en una línea de trabajo en la que sea difícil entrar, sobre todo si la gente de esa profesión es la que establece las reglas de entrada.
Por ejemplo, si quieres hacerte rico, la tecnología puede ser una forma menos probable de lo que supones.
En 2019, alrededor del 2,4% de los desarrolladores de software llegaron al 1% de los que más ganan. Como señala el economista Jonathan Rothwell en su magnífico libro "A Republic of Equals", en 2015 había casi ocho veces más desarrolladores de software en este país que dentistas, pero casi tantos dentistas en el 1% superior como desarrolladores de software.
Las probabilidades también están en tu contra si te dedicas a las profesiones STEM (Ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).
Sólo un 2,2% de los ingenieros eléctricos llegaron al 1% superior, sólo un 3,3% de los ingenieros químicos y un 0,8% de los ingenieros industriales. (...)
Mi mensaje principal es que si quieres hacerte rico, no inventes un producto nuevo y útil, crea una empresa e intenta venderlo. Eso parece arriesgado. Pon el esfuerzo en entrar en una línea de trabajo en la que los legisladores y las asociaciones profesionales trabajan para hacerte rico.
Es más fácil. El único problema sería que los legisladores deshicieran las normas que hacen más ricos a los ricos. Por ejemplo, en California, esta semana el Ayuntamiento de Berkeley ha empezado a desmantelar las restricciones de zonificación para viviendas unifamiliares que mantienen el mercado de la vivienda en tensión.
Si este tipo de cosas continúa, sólo se enriquecerán las personas que ganen concursos libres y justos. Ese no es el estilo americano.
Fuente: Diario Clarín
- “Lo que el PACIC no fue”, por Valeria Moy (9 de mayo de 2023)
El Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC) propuesto en mayo de 2022 para contener el incremento de precios, particularmente en alimentos, ya cumplió un año. Pasó lo que tenía que pasar. Simplemente no tuvo efectos, aunque quizás podríamos hacer una excepción muy acotada.
El PACIC era una lista de 16 medidas que, en teoría, contribuirían a frenar la subida de precios. La primera medida, que fue la única que podemos decir con seguridad que sí contribuyó a no tener una inflación mayor que la que tuvimos durante prácticamente todo el año pasado, consistió en dar subsidios y estímulos extraordinarios para mantener bajo el precio de la gasolina. La medida, que en teoría no le costaría a las finanzas públicas porque sería compensada por el incremento en el precio del petróleo, acabó costándole al país 128 mil millones de pesos en pérdidas recaudatorias, ya incluyendo la recaudación derivada de los mayores precios de la mezcla mexicana. (...)
La inflación sí ha ido disminuyendo, como lo ha estado haciendo en todo el mundo, particularmente en Estados Unidos, nuestro principal socio comercial. Sin embargo, y a pesar de haber empezado el ciclo restrictivo de tasas de interés en México seis meses antes del inicio por parte de la Reserva Federal, la inflación en México ha resultado más “pegajosa” que lo esperado. (...)
Los grandes supermercados cumplieron con su promesa, todavía podemos ver en las entradas de las tiendas un carrito de súper con los 24 bienes del PACIC y un bonito anuncio del precio que tiene esa canasta en la tienda en cuestión. (...)
La inflación es primordialmente un fenómeno monetario. En los años previos a la pandemia —y aún más durante ella— se llevaron a cabo políticas expansivas para facilitar el acceso a dinero de la población. Sin embargo, las distorsiones en los procesos productivos fueron mayores. Cambiaron las cadenas productivas, el mercado laboral no ha terminado de ajustarse, y los precios relativos siguen en proceso de cambio. Ante un entorno tan revuelto era obvio que una lista de buenas intenciones no funcionaría para contener la inflación. Los datos lo demuestran.
Fuente: El Universal
- “El Hobbit, una película más larga que el libro”, por Cecilia Sánchez (27 de diciembre de 2014)
Hay que darle crédito a Peter Jackson: había prometido un viaje (inesperado) por la Tierra Media y el hombre cumplió. El director neozelandés aprovechó la gloria y la legitimidad que le había dado la trilogía de El señor de los anillos y se propuso no sólo filmar El Hobbit, sino también desmembrarlo en la misma cantidad de entregas que tuvo su predecesora (en términos cronológicos, está claro) y llevar así al espectador a un largo viaje de nueve horas (y dos años y pico) por una historia que en su versión literaria dura muy poco entre las manos. Leer El Hobbit demanda menos que ver El Hobbit.
¿Qué necesidad había de extender un pequeño libro de unas 300 páginas en tres películas de más de dos horas de duración? A esta altura del partido, ya con la última entrega a la vuelta de la esquina, la evaluación le juega en contra. Las críticas no le han sido favorables y en su mayoría se agarran de esa extensión innecesaria, de todo ese material fílmico de relleno que Jackson se empeñó en convertir en parte del argumento. Hay que decirlo: no hacía falta viajar tanto, pelear tanto. La magia se diluyó.
Lo que en El señor de los anillos significó proeza, años de rodaje más años de producción para llevar a la pantalla tres extensas novelas, en El Hobbit sólo se justifica como una movida marketinera que busca beneficiarse de la estela de éxito y aspira al mismo tratamiento que el experimento anterior. (...)
Cabe la pregunta: ¿los éxitos pasados autorizan las quimeras del presente? Si no fuera por los 17 Oscar que ganó Jackson con El señor de los anillos, la adaptación cinematográfica de la breve novela de J. R. Tolkien que sigue a Bilbo Bolsón y a los 13 enanos, habría sido una travesía mucho más corta.
Fuente: La Voz
¿Cómo hacer un artículo de opinión?
Para realizar una nota de opinión, simplemente basta con tomar un tema o un hecho determinado y exponer la propia opinión, presentando argumentos que validen nuestro punto de vista.
A continuación, se presentan una serie de pautas y sugerencias para elaborar un artículo de opinión:
- Previo a la redacción del artículo, poner el foco en un tema y buscar información, reuniendo datos necesarios para justificar y fundamentar las opiniones.
- Determinar la opinión que se tendrá sobre dicho asunto, precisando lo que se buscará transmitir a los lectores.
- Redactar la tesis u opinión central, que puede expresarse en una oración declarativa u ocupar todo un párrafo.
- Sustentar la opinión con todos los datos concretos que se tengan.
- Utilizar un lenguaje coherente, preciso y sin divagaciones para no confundir al lector.
- Construir argumentos a través de los siguientes procesos: ejemplificación, definición, comparación o analogía, interrogación retórica y argumento de autoridad.
- Considerar probables contraargumentos y pensar estrategias para descalificarlos.
- Crear una apertura y un cierre contundentes.
- Revisar la estructura lógica del texto, suprimir lo impertinente, verificar si está bien jerarquizada la información y que los razonamientos estén vinculados entre sí.
- Es importante en todo momento revisar la sintaxis, la puntuación y la ortografía.
Importante: Para elaborar un artículo de opinión, se puede realizar un primer borrador, en el cual se redacten ideas sueltas para luego conectarlas en el proceso de redacción.
Sigue con:
- Características del género narrativo
- Características de un texto narrativo
- Tipos de narradores
- Narrativa
Referencias
- Leñero, V; Marín, C. (1986). Manual de periodismo. Editorial Grijalbo.
- Sayago, Y. E. Q. (2018). El artículo de opinión: un género con voz propia. Acción Pedagógica, 27(1), 50-64.
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